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ENTREVISTA

«Montehermoso es el éxito de un proyecto no sexista y sostenible»

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Xabier Arakistain «Arakis»

Director de Montehermoso

Arakistain (Madrid, 1966) culmina su etapa el 31 de diciembre al frente del centro cultural Montehermoso. Para este licenciado en periodismo por la UPV el mundo del arte ha sido el campo natural de su talento. En 2005 fue impulsor del manifiesto Arco en demanda de medidas para implementar la igualdad de sexos en el campo del arte.

Juanma COSTOYA | GASTEIZ

Arakis ha ejercido como comisario artístico, programador y conferenciante en museos y universidades. Admite que ha recibido alguna oferta sobre su futuro inmediato, aunque prefiere tomárselo «con calma».

Después de cinco años al frente del centro cultural Montehermoso parece un buen momento para hacer un balance.

Han sido cinco años muy intensos. El primero fue de puesta en marcha del proyecto mientras cumplíamos los compromisos heredados del anterior centro cultural. Porque, aunque tenía las ideas muy claras, hubo que empezar prácticamente de cero. Y digo que tenía las ideas muy claras porque llegué a la dirección para poner en marcha un centro de arte y pensamiento contemporáneo que trabajara en la categoría de arte contemporáneo internacional y que por primera vez incluyese en paridad a las mujeres en sus programas. Pero tuve que empezar por el principio, diseñando e implementando una estructura organizativa con los departamentos necesarios, formando un equipo de trabajo, adaptando las infraestructuras y redistribuyendo todos los espacios, creando una imagen de centro coherente con el proyecto, una señalética para el edificio, etc... Hubo que hacer todo ese trabajo y lo hice con Beatriz Herráez, que se incorporó en esta aventura y que además ha sido comisaria jefa del centro en estos cuatro años. Inauguramos el proyecto y el nuevo programa en 2008.

¿Se le han quedado cosas en el tintero? ¿Se va satisfecho?

Sinceramente, estoy muy satisfecho. Montehermoso es la apuesta por un modelo público de producción y gestión del arte y el pensamiento contemporáneos enfocado hacia el conocimiento y no al entretenimiento, la apuesta por participar en las redes internacionales y de hacerlo con voz propia, como método para inscribir nuestro contexto en los debates globales y de hacerlo por primera vez incluyendo a las mujeres. Personalmente, y para el equipo que ha trabajado en el proyecto, es muy gratificante constatar que, si atendemos a indicadores tales como la reputada lista de profesionales nacionales y extranjeros que ha participado en nuestros programas; la valoración positiva de la comunidad artística del contexto próximo por el servicio prestado; el interés mostrado por el centro fuera de nuestras fronteras; la repercusión del proyecto en medios de comunicación tanto especializados como de difusión general; e incluso a las cifras de visitantes, dichos indicadores demuestran el éxito alcanzado por el proyecto, el éxito de un proyecto no sexista y que además es sostenible.

Hay quien ha acusado a su gestión en estos años de ser demasiado específica, de ir dirigida solo a determinado sectores, el feminista por ejemplo, y no al público en general.

Decir eso es como decir que los primeros transportes públicos que dejaron de segregar a la comunidad afroamericana en los EEUU se ocupaban de transportar a «un público específico». El feminismo es la lucha por la igualdad de derechos de mujeres y hombres y esto es bueno para todo el mundo, para el conjunto de la ciudadanía que cree en la democracia y en la igualdad. No hemos hecho acción positiva, no hemos ayudado a quien no llega a ocupar un puesto para que llegue por primera vez y aprenda a llegar. Hemos garantizado que quien tiene la misma capacidad no sea excluida por el mero hecho de ser mujer y eso, hoy por hoy, solo se consigue aplicando cuotas de sexo. Simple y llanamente hemos combatido un sexismo feroz que pervive agazapado a lo largo y ancho de la estructura. Es una vergüenza que tengamos más licenciadas y con mejores notas que los licenciados y que la presencia de las mujeres ronde alrededor del 20 por ciento en las programaciones y en las colecciones con dos leyes de igualdad vigentes en el País Vasco desde 2005, una, y desde 2007, la otra.

Estos días la prensa recoge el cierre del Centro Niemeyer en Avilés. Al parecer cada nuevo responsable político pretende hacer y deshacer las políticas culturales según su exclusivo criterio...

No estoy al corriente de lo que ha ocurrido en ese centro en concreto, pero tu apreciación en sentido general se corresponde con uno de los rasgos distintivos del Estado español. Carecemos de políticas culturales definidas. No hay continuidad, ni cohesión. Necesitamos una política cultural de mínimos que es la que garantiza el desarrollo de un contexto artístico sólido y articulado que enriquece una sociedad y que posibilita que tengas una posición en el panorama internacional.

No parece que vayan a correr buenos tiempos para la cultura en general. La crisis está poniendo contra las cuerdas hasta lo más imprescindible..

Lo que no se puede es seguir pensando que la cultura es una cosa superflua. El patrimonio, la cultura y el arte cubren también necesidades básicas, como la educación o como la sanidad. Las inversiones y los proyectos culturales no pueden seguir respondiendo a los vaivenes de las diferentes coyunturas políticas y económicas. Mientras no cambien estas circunstancias buena parte de los proyectos no pasarán de ser efímeros y personalistas. Lo que se necesitan son respuestas globales que encaren el problema en toda su complejidad. De lo contrario se acaba acudiendo a recetas equivocadas y arbitrarias una y otra vez, se sigue confundiendo folclore con cultura, popular con populismo, etc...

¿Cómo se puede avanzar en este terreno?

En 2007 el sector del arte consensuó un documento de buenas prácticas entre las diferentes asociaciones profesionales y el Ministerio de Cultura. Y aunque el manual tiene deficiencias graves, por ejemplo, no tiene en cuenta la situación de las mujeres en el campo del arte, es un primer documento válido desde el que seguir trabajando, en tanto en cuanto que afronta el problema por primera vez en términos bastantes realistas. En el estado español en su conjunto y en el País Vasco particularmente urge una política cultural de mínimos que nos equipare a los países del entorno, que construya instituciones sólidas y sostenibles que sirvan tanto a la ciudadanía en general como para formar y dar servir de soporte a los y las profesionales de la cultura.

«El sujeto entretenido es el camino abonado al pensamiento único»

¿Con qué criterio se ha entendido la cultura en Montehermoso?

Nosotros hemos entendido la cultura como un bien en sí mismo, no como un producto de intercambio, como un bien de mercado. Ya a mediados del siglo pasado la Escuela de Frankfurt advertía de los peligros de las industrias culturales y de los procesos de la mercantilización de la cultura que la equipara al entretenimiento, buscando lo fácil y lo superficial, pero sobre todo, no dejando posibilidad para la posición crítica en la oferta de consumo cultural. Una oferta que ofrece la ilusión de contener todo lo imaginable y que en realidad responde a patrones estandarizados. El sujeto entretenido es el camino abonado hacia el pensamiento único, pero un sujeto cultivado toma sus propias decisiones. En el marco conceptual del proyecto además de las leyes de igualdad, asumimos la Declaración de México de la UNESCO, que define el arte y la cultura como ámbitos ligados a la reflexión crítica, como espacios generadores de conocimiento. Y el tiempo nos ha dado la razón, hoy más que nunca estamos viendo de qué son capaces “los mercados”: si han conseguido tumbar gobiernos de estados soberanos qué no serán capaces de hacer con la cultura como producto.J. C.

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