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Crónica | Congreso Internacional en Gasteiz

Internet como causa y medio de la revolución del periodismo

La sala Tomás Moro del Parlamento de Gasteiz acoge estos días el congreso «Internet y el futuro de la democracia», organizado por globernance. Ayer, los ponentes analizaron concienzudamente la influencia de este nuevo medio de comunicación en la vida política, así como las consecuencias de su auge y popularización en la sociedad.

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Mikel PASTOR

Que la aparición y posterior boom de Internet ha revolucionado nuestro mundo completamente ya no es un secreto para nadie. Incluso la política, en ocasiones tan alejada de la sociedad, ha acabado sucumbiendo al fenómeno del mundo virtual.

Usando esta indudable realidad como eje, expertos políticos y periodísticos desmenuzaron ayer en las primeras sesiones de este congreso, que concluye mañana, los pormenores de este profundo cambio en la forma de hacer política, concepto este necesitado de aire fresco. Ése fue, precisamente, uno de los temas estrella de las ponencias: la desafección de la sociedad hacia la clase política y las razones para que eso ocurra, y cómo Internet ha tenido que ver (y mucho) en esa capacidad de que se haga oír la crítica hacia la clase política.

La presidenta del Parlamento de Gasteiz, Arantza Quiroga (PP), ejerció de maestra de ceremonias del congreso internacional, y lo hizo con un discurso en el subrayó la importancia y diversidad de los ponentes, y remarcó los cambios que, a su entender, ha conllevado Internet para los cargos electos.

A otro ritmo

Ya metidos en «harina virtual», Daniel Innerarity, catedrático de filosofía de la UPV-EHU y miembro de Ikerbasque, fue el encargado de colocar en situación a los asistentes.

El ensayista bilbaíno quiso destacar la «volatilidad» de las instituciones hoy en día y la dificultad a la que se enfrentan a la hora de «adaptarse a esta nueva realidad comunicativa», ya que, según comentó, «la política no puede vivir más tiempo alejada de la sociedad y del consumo que ésta hace de Internet».

Ante el desapego que la sociedad mantiene para con los políticos, el filósofo animó a estos últimos «a ser valientes», sobre todo a la hora de penetrar y conocer el medio digital.

Innerarity indicó que la clase política se encuentra «ante una complicada disyuntiva», ya que «le ha llegado el momento de elegir un camino». En su opinión, las dos opciones son: por un lado, «dramatizar» esta situación, cayendo en un «victimismo barato que no va a llevarles a ningún sitio», y, por otro, «asumir esa situación y adaptarse a los nuevos tiempos con humildad y compromiso». Él animó a los electos «a sustituir las quejas por la reflexión».

Su diagnóstico no se quedo ahí. Además del ya mencionado desapego, criticó la «nula adaptación» de los diferentes actores políticos «a la velocidad de desarrollo de la sociedad». Innenarity considera que la clase política «va muchísimo más despacio en su adaptación a las nuevas tecnologías que el resto de la sociedad», lo que «no hace ningún favor» a éstos. Por ello, calificó de «vital» su capacitación tecnológica «para adaptar su velocidad, y por tanto, su credibilidad, a la del resto de la sociedad, desterrando así esa sensación de lejanía para con la sociedad que ahora ostentan».

Tras Innenarity, el turno de palabra recayó en Xavier Vidal-Folch, presidente de la organización World Editors Forum y director adjunto del diario «El País». El periodista catalán planteó una disertación profunda y extensa en la que versó sobre la democracia, la política y las nuevas vías de comunicación digitales, aunque, evidentemente, la mayor parte de su tiempo lo dedicó a analizar «la tremenda revolución» que para el periodismo ha supuesto el estallido digital.

Para ello, se valió de tres noticias relevantes de los últimos tiempos, en las que el tratamiento periodístico ha sido innovador y absolutamente revolucionario.

La primera de ellas fue el tsunami que asoló Fukushima, que ha provocado un accidente nuclear de importantes dimensiones. En opinión de Vidal-Folch, el tratamiento de la noticia por parte de los diferentes medios fue «casi a tiempo real», lo que supone «una profunda revolución en el tratamiento de este tipo de desastres», ya que «se ha pasado de hacer una simple contabilidad de las víctimas» a otro escenario completamente diferente, «un escenario de instantaneidad, con todo lo que ello significa: el accidente, el dramatismo y la agonía posterior».

La segunda situación ejemplarizante a la que se refirió fue el fenómeno de los «indignados» en el Estado español. En su opinión, está situación «reforzó sobre manera la idea de que las redes sociales tienen una influencia bestial en nuestro día a día». Vidal-Folch vivió «con gran intensidad» aquellos días: «Fue el triunfo de Internet, el fenómeno del 15M y los indignados ha dejado claro que las diferentes herramientas digitales, tanto redes sociales, blogs, como ediciones web de los periódicos escritos, podemos y debemos ser organizadores de la discusión». A su juicio, ese papel de moderador «ha correspondido históricamente a los medios de comunicación», aunque últimamente «hubiera perdido ese estatus», aunque hizo una importante matización: «Toda la información en torno al 15M nos hizo recuperar la senda y dejó el camino trazado para volver a tomar la iniciativa».

La tercera casuística que remarcó Vidal-Folch fue la quiebra de la empresa estadounidense Lehman Brothers. «Fue un punto de inflexión importante -resaltó-, ya que dibujó una importante frontera en el mundo del periodismo económico». Según explicó, aquel hecho dividió en dos a los periodistas: «por un lado, los que abogaron por la instantaneidad, por el momento, por la información de última hora»; por otro, «los más reticentes, que decidieron guardar la información para la edición escrita del día siguiente». Las consecuencias fueron clarificadoras: el público estadounidense apostó mayoritariamente por la información puntual, minuto a minuto, dejando de lado la información más desarrollada». Y no sólo eso: «Aquel desastre de Lehman Brothers dio pie a una increíble y preciosa batalla periodística en sus ediciones digitales de dos periodistas económicos, uno del `New York Times' y el otro del `Wall Street Journal'».

El filtro de la veracidad

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y Vidal-Folch aprovechó para comentar una serie de problemas derivados de esa potenciación de Internet: «Esa cultura de inmediatez tiene un riesgo congénito, y es la falta de verificación y profundización de la información recibida». Además, dijo que «las ediciones digitales han adelgazado de una manera impresionante la antes meridiana frontera rumor/noticia». Para hacer frente a ello, Vidal-Floch recomendó, en tono algo nostálgico, «mantener el filtro de la edición impresa también en la digital», para lo que invocó al «espíritu de veracidad» del periódico de papel.

Como colofón a su intervención, Vidal-Folch advirtió de que la tecnología está tomando un peso antes inexistente, que explicó con otro ejemplo clarificador: «Cualquier productor de software actual es muchísimo más importante que lo que ha sido nunca cualquier constructor de imprentas». Y cerró su alocución con una afirmación contundente: «Internet ha revolucionado todos los parámetros conocidos del periodismo».

 

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