Siria da la «bienvenida» a la misión de observadores de la Liga Árabe
Tras varias semanas de cruces de declaraciones y amenzas de nuevas sanciones, Siria aceptó el plan propuesto por la Liga Árabe para poner fin a las protestas, que incluye el envío de una delegación de observadores. El primer grupo, compuesto por juristas y expertos en seguridad, llegará en dos o tres días. Damasco, guiado por Moscú, aseguró que tendrán libertad de movimiento, salvo en las bases militares «sensibles», y que contarán con la protección del Estado.
GARA | DAMASCO
Siria firmó ayer en una ceremonia celebrada en El Cairo la hoja de ruta de la Liga Árabe para poner fin a nueve meses de protestas, que, cada vez con mayor intensidad, adquieren tintes de guerra civil. Al acto asistieron el viceministro de Exteriores sirio, Faisal Maqdad, y el subsecretario general de la Liga Árabe, Ahmed Ben Helli.
«Este documento es el marco jurídico de la misión de la delegación de observadores de la Liga Árabe que serán enviados a Siria para comprobar la aplicación de la hoja de ruta y contribuir a la protección de los civiles», consideró el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi. Anunció que el primer grupo de observadores, encabezados por el asistente de Al Arabi y que incluirá a juristas así como a expertos en seguridad y administración, llegará a Damasco en dos o tres días. A ellos les seguirán especialistas en derechos humanos y periodistas.
El ministro de Exteriores sirio, Walid al Moalem, el Gobierno de Bashar al Assad aceptó el plan de paz por consejo de Rusia y después de que la organización árabe, que de momento mantendrá las sanciones económicas, accediera a varias enmiendas planteadas por Damasco.
«La firma del protocolo es el principio de la cooperación entre nosotros y la Liga Árabe y daremos la bienvenida a los observadores», resaltó en una rueda de prensa televisada.
Explicó que Siria lo ha aceptado por recomendación de Rusia. «Nos aconsejaron que firmáramos el protocolo y hemos seguido su consejo», señaló.
Moscú, estrecho aliado de Damasco, elevó el tono la semana pasada y presentó un borrador de resolución ante el Consejo de Seguridad de la ONU en el que pedía a todas las partes poner fin a la violencia y criticaba la violencia ejercida tanto por el Gobierno como por los grupos armados opositores. Ayer la Asamblea General de la ONU aprobó una condena de las «graves y sistemáticas» violaciones de derechos humanos. «Queremos salir de esta crisis construyendo una Siria moderna y segura y que sea un ejemplo para la democracia y el pluralismo y todas las contribuciones son bienvenidas», subrayó Al Moallem. Aseguró que el Estado «protegerá a esta misión, que tendrá libertad de movimiento. La coordinación con el Gobierno se hará a través de un comité nacional que se formará para tal fin. Seremos serios, objetivos y profesionales en nuestro trato con la misión de observación, que tendrá un plazo de un mes que puede ser ampliado durante un mes más solo con la aprobación de la dos partes». Aclaró que el protocolo permite visitar los principales focos, pero no bases militares sensibles.
«Damos la bienvenida a cualquier esfuerzo sincero de los árabes para resolver la crisis y los observadores verán que hay grupos terroristas armados sembrando el caos y matando a personas», incidió.
Confió en que la Liga Árabe ayude a encontrar una salida a la crisis en lugar de suponer una carga adicional.
Burhan Ghaliun, presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS), que agrupa a la mayoría de los grupos opositores, consideró que la firma por parte del Gobierno de Bashar al Assad del protocolo de la Liga Árabe es una «mera maniobra» de Damasco para «evitar que el expediente sobre Siria se trate en el Consejo de Seguridad de la ONU». En este sentido, insistió en que «es parte de un engaño para cubrir las derrotas que está sufriendo».
Ghaliun, que acusó a Damasco de seguir atacando a la población civil, no descartó proponer una «fuerza de intervención» árabe para llevar a cabo «intervenciones puntuales» en aquellas zonas en las que se producen «ataques y matanzas de civiles». Asimismo, se mostró partidario de «crear zonas de exclusión aérea».
Ghaliun comparó la «necesidad» de una intervención extranjera con un nacimiento. «Cuando una mujer embarazada no puede dar a luz de forma natural, se le práctica una cesárea para salvar al bebé. En Siria necesitamos algo similar, por lo que pedimos protección para los civiles, de los insurgentes y el establecimiento de áreas protegidas», incidió. Por ello, el CNS «promoverá el papel del mundo árabe en la resolución de la crisis».
Los Comités de Coordinación Local denunciaron la muerte de 25 personas en varias provincias. En Damasco, destacó, las fuerzas de seguridad dispararon contra miles de personas que participaban en el funeral de una menor. El Observatorio de Derechos Humanos indicó que decenas de soldados sirios murieron tiroteados por el propio Ejército cuando intentaban desertar de sus puestos en la provincia de Idleb. GARA