Después de una noche de negociaciones que los propios socialistas calificaron de «intensas», el PSC parió la criatura en la madrugada del sábado al domingo: una nueva Ejecutiva nacida de cierto esfuerzo integrador del nuevo secretario general, Pere Navarro, y de la estricta vigilancia de la vieja guardia de Montilla. La votación de los delegados apenas fue un trámite convertido en espectáculo, en el que un speaker -el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros-, iba cantando el nombre de cada nuevo miembro de la Ejecutiva con la banda sonora de Shrek de fondo.

La Ejecutiva de Navarro, que presenta como novedad un secretariado que funcionará como núcleo duro en la toma de decisiones, se presenta como integradora, ya que incluye a los que han sido sus dos principales rivales a la hora de liderar el partido: el alcalde de Lleida, Àngel Ros, y el ex alcalde de Vilanova i la Geltrú, Joan Ignasi Elena -si bien el primero abandonó la carrera antes de las votaciones-. Pese a ello, las áreas ocupadas por los dos contendientes no son de gran relevancia, mientras que la más importante, la Secretaría de Organización, recae en Daniel Fernández, miembro de la dirección anterior.

La presencia de Fernández al mando del aparato del partido no ha impedido a la nueva dirección presentarse a sí misma como renovadora, no en vano, el lema del duodécimo Congreso Nacional celebrado el fin de semana era «Nou PSC»(Nuevo PSC). La renovación, sin embargo, apenas se quedó en las caras -provenientes sobre todo del poder municipal-, ya que se echaron en falta voces críticas con la gestión de la anterior dirección del partido.

Es más, rebuscando en el fondo de la Ejecutiva, aparecen nombres tan renovadores como el del hasta ahora vicesecretario general, Miquel Iceta, el anterior secretario de Organización, José Zaragoza, Carme Chacón o Celestino Corbacho.

Por contra, quienes desaparecen del mapa son los sectores más catalanistas provenientes del Maragallismo. Sin ir más lejos, los ex consellers Ernest Maragall y Montserrat Tura quedan apartados de la nueva dirección, mientras que Marina Geli y Joaquim Nadal mantienen sus asientos con algún que otro apuro: la ex consellera de Sanidad no ocupa ningún área destacada, mientras que Nadal ve peligrar su puesto como portavoz en el Parlament.

Si la «PPvergencia», representada en el acto final del Congreso por Oriol Pujol (CiU) y Alicia Sánchez-Camacho (PP), esperaba encontrarse una nueva oposición con la cual poder medir sus ansias recortadoras, se debió decepcionar bastante. Ambos se pudieron llevar como recuerdo la estampa de Miquel Iceta cantando la Internacional puño al aire, síntoma inequívoco del cambio que sigue urgiendo en las filas socialistas.

Sin embargo, y como noticia positiva, cabe destacar que este proceso de renovación empezado, según muchos, con un congreso «a la búlgara», acabará con unas primarias «a la francesa», en las que militantes y simpatizantes podrán elegir a su candidato para la Generalitat en 2014.