Iñigo Martínez fue el protagonista ayer en Zubieta por el mismo motivo por el que acaparó toda la atención tras el gol del Villamarín que permitió cambiar la dinámica negativa de la Real. Por su carácter, que ha provocado que sea el primer jugador de veinte años que mete dos goles desde su campo y que sufre dos expulsiones en sus quince primeros partidos en Primera.

El de Ondarroa trasmitió ayer a los periodistas su voluntad de controlar ese carácter que le lleva a disparar desde su campo y a debutar en Primera como si llevara años en la categoría, pero que también le impide controlar su ímpetu, no sólo en las dos expulsiones, también en algunas acciones en las que ha podido ser sancionado con penalti.

Iñigo Martínez manifestaba en Zubieta que «hay que controlar las tarjetas. Soy joven, acabo de empezar en Primera y debo aprender. De los errores se aprende y espero no repetirlos otra vez porque dejas al equipo con uno menos y te duele. No me conviene ni a mí ni al equipo. Pedí disculpas en ese momento. No es agradable, pero el equipo hizo un gran trabajo y consiguió el punto».

Se arrepentía especialmente de la primera tarjeta «porque es en balde protestar. La segunda fue falta, pero se podía haber guardado la tarjeta. Mi carácter provoca que algunas veces salgan las cosas bien y otras mal, y hay que aprender. Sobre todo, la primera tarjeta se podía evitar».

Reconoce su error, pero entiende que en su expulsión influyó el número que lleva en la camiseta, que delata que es un joven del filial: «Reconozco que parte del error es mío y lo asumo, pero también digo que tener el número 26 en la espalda influye. El árbitro me dijo que la primera tarjeta amarilla fue por todo lo que le había dicho al linier. Siempre se ha comentado que los árbitros hablan entre ellos, pero espero que no sea así y que yo me controle más».

Ánimos de Montanier

Es lo que le ha pedido Montanier, que habló con él después del partido y ayer: «Me ha comentado que debo aprender y no hacer esos errores, sobre todo la primera tarjeta. Tras el partido me animó y hoy me ha dicho que siga trabajando, que de los errores se aprende y que debo tener más cuidado».

Tras esa charla con el entrenador trasmitió poco optimismo sobre sus posibilidades de jugar mañana la vuelta copera en Granada tras descansar en la ida: «El mister quiere que vaya, tengo ganas de ir y, si juego, bien y, si no, también. Hay jugadores como Demidov y Ansotegi que han jugado menos y no me sorprendería que jugaran ellos y me toque estar en el banquillo».

Pese al 4-1 de la ida, dijo que «resuelto nunca hay que darlo. Ellos saldrán a por todas y creo que no será fácil aunque el resultado nos ayude. No nos confiaremos y esperamos pasar».