Josu MONTERO Escritor y crítico
Fragilidad
E l Crack del 29 en la bolsa neoyorkina y la brutal recesión posterior le pillaron a Arthur Miller en plena adolescencia. El voyante negocio de tejidos que había favorecido el bienestar económico de la familia, emigrantes austriacos establecidos en Harlem, quebró. Y Arthur hubo de abandonar los estudios y buscarse la vida en trabajos ocasionales. La fragilidad y la impotencia del individuo ante los cambios económicos coyunturales fue una de las constantes de su teatro; como también lo fue el doble fondo del sueño americano de la prosperidad, que deja inermes a los de abajo a las primeras de cambio. El propio Miller escribió un texto sobrecogedor sobre el estreno en 1949 de «Muerte de un viajante»: cuando cayó el telón el público permaneció inmóvil y abatido durante varios minutos, pegados a sus butacas; unos cuantos hombres se tapaban la cara con sus pañuelos. Ese canto a las víctimas anónimas de un sistema económico inhumano permaneció en cartelera en Broadway durante más de 700 funciones. Curiosamente en 1983 Arthur Miller dirigió esta obra en una China post-maoísta que ya comenzaba a poner los cimientos de su despiadado capitalismo. Y dejó escrita aquella experiencia en «El Viajante en Pekín». Toda una advertencia. Desoída, claro. Pero volvamos a la juventud de Miller. Uno de aquellos trabajos ocasionales que encontró consistía en escribir seriales radiofónicos para el Federal Theatre, uno más de los cientos de proyectos del New Deal, de inspiración Keynesiana, que Roosevelt puso en marcha para estimular la economía productiva y la cohesión social; todo lo contrario de este permanente e insaciable ajuste, de este recorte del gasto y de la inversión que las instituciones financieras neoliberales imponen por doquier.