Análisis | Los equipos vascos en la euroliga de Baloncesto
La realidad supera los mejores sueños y las peores pesadillas
Gescrap Bizkaia Bilbao Basket cierra su mejor año logrando el pase para el Top 16 de la Euroliga, logrando un hito referencial para ello: batir al Caja Laboral Baskonia, que se queda por primera vez en su andadura en Euroliga fuera de la élite y claramente superado por su vecino. Un grupo A de locos ha necesitado un cara o cruz donde la pujanza bilbaina ha podido con la decadencia azulgrana. La ilusión de unos contrasta con un Baskonia que debe volver a levantarse.
Arnaitz GORRITI Periodista
La Euroliga cruzaba a Gescrap Bizkaia Bilbao Basket y Caja Laboral Baskonia en el grupo A. Un grupo tan loco y parejo que, cruel destino, eliminaba al Baskonia -por primera vez en su historia de Euroliga se queda fuera del Top 16- habiendo ganado 5 partidos de 10. El último partido, derbi en el Bilbao Arena saldado por 77-72 para los vizcainos, que pasaban a la siguiente fase con el mismo número de triunfos que sus vecinos, no solo podía especificar el cambio de «estructuras de poder» en el baloncesto en Euskal Herria, sino que era la confluencia de una realidad ascendente por parte bilbaina y descendente por la gasteiztarra, con la temporada 2010/11 como punto de inflexión.
Bilbao Basket desde su gestación ha mantenido la clara idea de dar pasos hacia arriba. Esta idea la corroboraban tanto el propio Gorka Arrinda -máximo accionista de Bilbao Basket Berri SAD- como Fotis Katsikaris tras el derbi del jueves. «No es bueno ir dando saltos, pero sí hay que ir dando pasos adelante», declaraba el técnico heleno. «Nuestro objetivo es darnos a conocer cada vez más en Europa», añadía Arrinda. Mientras, en Gasteiz parece haberse perdido el «carácter Baskonia» y el equipo deambula intentando reubicarse en una realidad desconocida.
Con todo, la realidad es mucho más bonita que los sueños. Esta frase pertenece a Dusko Ivanovic. La dijo el 15 de junio de 2010, tras la consecución del último título liguero que, hasta la fecha, ha conquistado el Caja Laboral Baskonia.
Pero desde entonces el Baskonia sigue en una imparable caída libre. La temporada 2010/11 acababa no ya sin títulos, sino sin jugar finales, con el Barcelona ejerciendo de bestia negra tanto en Copa -92-73 en semifinales- como en la Liga -inapelable 3-0 en contra, con derrotas por 86-71 y 78-62 en el Palau Blaugrana y 61-71 en Zurbano- y con un Maccabi intratable en los cuartos de final de la Euroliga -los israelíes ganarían un partido en Gasteiz y arrasarían 81-6o y 99-77 en La Mano de Elías-.
Mientras, en Bilbo se llegaba a su primera final de Liga ACB. No fue coser y cantar y no dejó de ser una sorpresa, fruto en parte por la tranquilidad de haber cumplido unos objetivos europeos -volver a la Eurocup-, después del fracaso que supuso caer en la Final Four de la Eurocup de Gasteiz y no jugar los play offs de la temporada 2009/10, la de la llegada de Fotis Katsikaris a Bilbo.
Costó llegar a la Copa, pero ahí se compitió ante el Baskonia -derrota por 76-74- y se sufrió hasta que gente como Jackson, Hervelle o Mumbrú entró en juego. Pero en los play offs, a pesar de que no hubiera un segundo base de garantías -Javi Rodríguez apartado y Josh Fisher sin confianza- y un cuarto pívot -lesión de Hernández-Sonseca-, Bilbao Basket se convirtió en «un bebé en crecimiento», según palabras del propio Katsikaris que, eliminando primero al Valencia Basket y más tarde al Real Madrid, se permitió el lujo de «seguir soñando». Nació además el archiconocido «efecto Miribilla» y, pese a caer 0-3 en la final ante el Barcelona, la Euroliga le abría sus puertas a los hombres de negro.
Para esta temporada, Bilbao Basket se ha reforzado con gente como Raül López y, sobre todo, Roger Grimau y D'Or Fischer. Pero lo que es más importante, se ha reforzado con la ilusión por la Euroliga, algo que a la postre ha resultado vital en el desenlace de los hechos.
En Gasteiz, la marcha de Splitter parecía haber llevado a un cambio de ciclo al Baskonia. Un cambio que quizá empezaría por el banquillo, pero Josean Kerejeta, pese a achacar cierta «falta de carácter» al equipo, renovaba por dos años al técnico montenegrino, y cambiaba la cara del equipo con las salidas de Huertas, Barac y Batista, el regreso de Prigioni, y las llegadas de Heurtel, Reggie Williams, Dorsey, Milko Bjelica y Lampe, amén de Kevin Seraphin y Goran Dragic mientras durase el cierre patronal de la NBA.
El resultado, pese a jugar la final de la Supercopa y a buenos destellos, no ha dejado de ser decepcionante. San Emeterio y Teletovic asumen los galones, pero les falta regularidad; Milko Bjelica parece que va mejorando. Pero Heurtel no ha resultado como segundo base, sobre todo en Europa, donde solo ha jugado 11 minutos de media. Ribas y Oleson parecen más destinados al trabajo de zapa que al de creación, mientras que Nemanja Bjelica tiene más intermitencias que clase. En el juego interior, Lampe sigue sin debutar por una grave lesión de cadera y Joe Dorsey, con quien Ivanovic ya no cuenta, parece tener los días contados, aun a falta de intimidación tras la marcha de Seraphin. Para postre, Reggie Williams resultó un fracaso y las voces contra Ivanovic son un clamor en el Iradier Arena.
Porque la realidad es mucho peor que las pesadillas. Una locura de grupo A, con equipos como Cantú logrando una inesperada clasificación, un Nancy que ha resultado intratable en su casa mientras mantuvo a Batum, un Olympiacos que se ha hecho fuerte en su casa como diera lugar y un Fenerbahçe capaz de lo mejor y de lo peor, han mediatizado a unos equipos vascos irregulares, bien por inexperiencia o limitaciones físicas, en caso de los bilbainos, bien por desconcierto, en el del Baskonia.
Y al final, en el cara o cruz, la pujanza bilbaina hundía a la decadencia baskonista. Los de negro miran un horizonte nuevo con ilusiones renovadas, mientras los azulgrana deben levantarse y hacer que esta pesadilla se vuelva de nuevo un sueño.