Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico
Puro actor mexicano
Es posible que Pedro Armendáriz Jr. tuviera una cita pendiente con su amigo Antxon Ezeiza, al que le ha seguido los pasos de cerca a la hora de marcharse. El actor fue compañero fiel del cineasta donostiarra en su aventura mexicana iniciada con «Mina, viento de libertad», y, cuando regresó del exilio, con «Ke arteko egunak» se convirtió en su alter ego para expresar el sentimiento de desarraigo.
En los últimos años, Pedro Armendariz Jr. estuvo al frente de la Academia de Cine de su país, denunciando la situación agónica de una industria a la que sólo le queda el talento. Él, que tantas películas y series de televisión había rodado en Hollywood, fue el primero en denunciar la diáspora a la que se veían empujados Cuarón, Del Toro, Iñárritu, Mandoki, Arriaga y tantos otros grandes cineastas.
Y lo triste es que fue a morir en Nueva York, lejos de su querido México, por culpa de la maldita necesidad de tener que trabajar en el extranjero. Y es que en casa estaba obligado a vivir de las telenovelas, y hoy es el día en que TVE sigue emitiendo la última serie en la que intervino, titulada de modo no menos sintomático «La fuerza del destino».
Ya su padre, que le dió el nombre y el oficio, pasó a la posteridad en los repartos de John Ford. Y los gringos fueron los causantes del mal que se lo llevó de este mundo, junto al mismísimo John Wayne. Ambos quedaron contaminados por la radioactividad de las pruebas militares durante el rodaje de la producción de Howard Hughes «El conquistador de Mongolia».
El hijo supo apurar la vida hasta el último sorbo, como cuando venía al Donostia Zinemaldia.