«Al final me van a meter en la cárcel por mi trabajo político»
Este gasteiztarra de 22 años vive con la incertidumbre de no saber cuándo será detenido. Hace sólo dos semanas el Tribunal Supremo (TS) decidió imponerle una condena de ocho años de prisión por una acción contra el tranvía de Gasteiz -seis por militar en Segi y dos por el acto de sabotaje-. Como protesta ha iniciado un encierro en la iglesia de Los Ángeles, donde recibe distintas muestras de apoyo.
Ion SALGADO | GASTEIZ
Ekaitz Samaniego pasa los días arropado por decenas de personas en la iglesia de Los Ángeles. Durante estos días el joven gasteiztarra ha recibido la visita de represaliados políticos; agentes sociales y sindicales; y creadores culturales, como el cantante de Betagarri, Iker Ortiz de Villalba; el escritor Iban Zaldua o el periodista Iñaki Olasolo, entre otros. Todos ellos forman una comitiva solidaria que acompaña a Samaniego en su día a día en la asamblea permanente.
Esta situación comenzó en el año 2009. ¿Cómo recuerda el día de la detención?
No tengo un buen recuerdo del día de la detención. Todo comenzó en el camino a casa, fue entonces cuando me detuvieron, violentamente y sin decirme la razón. Luego en la comisaría me enteré de que se me acusaba de una acción contra la marquesina del tranvía.
¿Qué ocurrió tras la detención?
Me incomunicaron durante un día y tras pasar delante del juez de instrucción, Eloy Velasco en este caso, me dejaron en la calle bajo fianza de 5.000 euros. A nivel personal ahí empieza mi historia, a partir de ahí comienzan a aparecer autos policiales y se empieza a ver la falta de rigor que iba a haber en los sucesivos acontecimientos. Tras la detención de Adrian Donnay se empieza a esgrimir el argumento de que somos miembros de Segi y se crea la acusación de pertenencia a banda armada, conjuntamente con la acusación de haber perpetrado el ataque.
Desde la detención hasta el inicio del juicio pasó más de un año. ¿Cómo vivió la espera?
Aunque sigues trabajando y aprendes a vivir con ello, la verdad es que la espera es bastante agónica. Te tienen ahí un año o lo que les de la gana. En cuanto al juicio teníamos nuestras esperanzas por la falta de pruebas consistentes que había contra nosotros -Adrian Donnay y él-. En el juicio no existen las pruebas que habían defendido la acusación y se dan subjetividades por parte de los ertzainas. En cuanto al juez, creo que la gente que ha pasado por la Audiencia Nacional habrá vivido el mismo circo que vivimos nosotros allá. Un juez que dormita mientras estás declarando y que a veces no te deja ni expresarte.
El juez le impuso una condena de siete años y medio. Presentó un recurso ante el TS, que hace dos semanas decidió alargar medio año la condena. ¿Cual fue su reacción?
A Adrian le absolvieron en el primer juicio y con el TS teníamos las mismas sensaciones pero un poco más desesperanzados. Aunque sabíamos que el TS podía dar la vuelta a la decisión de la Audiencia, también sospechábamos que podía ratificar la condena dejándonos la sensación de que lo que allí ocurre es una tómbola.
¿Cabría la posibilidad de recurrir ante el TC?
Sí, pero aun así no me paro a pensar mucho en esa opción porque la sentencia es firme, y al final me van a meter en la cárcel por mi trabajo político. Pese a que el TC podría llegar a subsanar esta situación, tengo la misma sensación de tómbola. Están en iniciativas como esta [la asamblea permanente organizada en la iglesia de Los Ángeles] las fuerzas que pueden llegar a crear una presión para que aquellos que mantienen esta locura represiva cejen en su empeño y entiendan que ya vale, que la gente está harta de no poder trabajar en su pueblo libremente porque puede ser apresada.
Está arropado por centenares de personas en Gasteiz. ¿Cómo valora la asamblea permanente iniciada el pasado lunes?
Esta iniciativa ha cambiado los ánimos con los que me podría encontrar ahora, porque estando aquí, en compañía de toda esta gente que está derrochando solidaridad, me siento bien. Creo que todas las personas que han participado en esta asamblea están orgullosas y están concienciadas de que esta es la forma de denunciar esta situación. El encierro durará hasta mañana, cuando tendrá lugar una manifestación.
«La Ertzaintza me detuvo en el año 2009 mientras iba para casa, violentamente y sin decirme la razón. En comisaría me enteré de qué se me acusaba»
«Son iniciativas como esta las que pueden llegar a crear una presión para que aquellos que mantienen esta locura represiva cejen en su empeño»