El acuerdo entre el PNV y el PP para conformar el consejo de administración de Kutxabank garantiza a los jeltzales el control de la entidad, cuyo órgano de dirección, por el contrario, no reflejará la realidad social y política de este país. Y es que, atendiendo a los resultados de las elecciones de mayo, el consejo del nuevo banco debería estar compuesto por 7 representantes del PNV, 6 de Bildu, 4 del PSE y 3 del PP. Sin embargo, PSE y Bildu han sido excluidos, aunque el presidente de Caja Vital y exviceconsejero del Gobierno de Patxi López, Carlos Zapatero, sí entrará en el consejo, como único y relativo contrapunto a la mayoría de PP-PNV. Se trata de un acuerdo de calado que definirá el rumbo de la institución financiera.

Con este pacto, que incluye la reducción del número de miembros del órgano de dirección, algo que va en perjuicio de Kutxa y es contrario a lo acordado cuando se dio luz verde al proyecto, el partido que lidera Iñigo Urkullu mantiene su espacio de poder en un ámbito tan importante como el financiero. En pleno proceso de renovación interna, y después de haber perdido el control de importantes instituciones, el PNV cierra este frente y frena la pérdida de representatividad y de influencia que había sufrido elección tras elección.

Para lograrlo se ha aliado, una vez más, con el PP, quien aparece como socio preferente de los jeltzales. Primero posibilitó la aprobación de los presupuestos de Bizkaia, obteniendo en Araba la correspondiente contrapartida, y ahora facilita al PNV el mando de Kutxabank, donde tendrá también una amplia presencia. De hecho, el principal beneficiado de estos acuerdos es el partido de Antonio Basagoiti, que siendo la cuarta fuerza de la CAV ha logrado una centralidad que no le habían otorgado los votos. Es socio al mismo tiempo del PSE y del PNV, dos formaciones que están dando aire a quienes gobernando en Madrid todavía no han dado ningún paso en favor de la resolución del conflicto y anuncian profundos recortes sociales y de derechos.