Otro «accidente» antidemocrático de Turquía
El BDP kurdo calificó el ataque aéreo del Ejército turco, que provocó la muerte de 35 civiles, de crimen contra la Humanidad, mientras que Ankara, que en un primer momento negaba la muerte de civiles y posteriormente no tuvo más remedio que reconocer que los muertos no eran miembros del PKK, lo denominó «accidente operativo». No se trata de ningún accidente, sino de los métodos que el Estado turco emplea contra la disidencia, y especialmente contra los kurdos. La calidad democrática de Turquía ha estado y sigue estando cuestionada incluso por la Unión Europea, de la cual pretende ser miembro. El Gobierno de Erdogan se ha preocupado de cambiar esa imagen antidemocrática ante Europa, pero hechos como el de ayer demuestran que, efectivamente, no ha ido más allá del cambio de imagen. Su política interior, especialmente en lo relacionado con el Kurdistán, se basa en la vulneración de todo tipo de derechos. Es hora de tomar una posición clara con un estado, que aunque sea miembro de la OTAN y bien relacionado con Occidente por su posición geoestratégica, muestra tal grado de desprecio por los derechos de la población kurda, a la que no duda en masacrar. Es hora de tomar medidas contra esa Turquía que se siente ofendida cuando su actitud negacionista del genocidio armenio es contradicha pero que sigue intentando aniquilar a los pueblos que sojuzga.