Los observadores de la Liga Árabe seguían su periplo por diferentes ciudades de Siria, tras visitar Homs, epicentro de las protestas contra el régimen de Bashar al-Assad, en medio de las críticas de los activistas de la oposición, que consideran que la misión no está haciendo lo suficiente para detener la violencia en el país.

Mientras los observadores visitaban ayer los suburbios de Damasco, la oposición denunciaba la muerte de al menos 33 personas por la represión.

La misión tenía previsto desplazarse también a Deraa, cuna de las protestas; a Hama, donde se han registrado protestas masivas y una fuerte represión, y a Idleb, que ha sido testigo de enfrentamientos entre soldados y desertores.

La misión de los observadores arrancó con polémica al señalar su jefe, el sudanés Mustafá al-Dabi, al que se acusa de cometer graves abusos en Darfur como responsable de la Inteligencia en el país, que no habían visto «nada alarmante» en su primera visita a Homs. Durante la segunda visita a la ciudad, sin embargo, los observadores salieron ilesos de un ataque con disparos de origen desconocido, según informó la oposición y uno de sus miembros declaró a la cadena qatarí Al-Jazeera, desde el anonimato, que la situación en la localidad, que está siendo constantemente bombardeada, es «muy peligrosa».

En este contexto, algunos activistas opositores consideraron una «farsa» la iniciativa de la Liga Árabe al tiempo que volvieron a acusar a Al-Assad de intentar ganar tiempo y evitar la condena internacional.

Varios activistas de Homs indicaron a Al-Jazeera que la misión observó de primera mano la represión y la destrucción de la ciudad, pero dudaron de lo que vaya a informar y de que vaya a actuar en consecuencia.