Gloria LATASA gloriameteo@hotmail.com
Luces y sombra
Imagina que, apenas hace media hora, el sol se ha retirado. Imagina que tu mirada se dirige hacia el atardecer y verás que una cascada de color inunda el cielo. Cerca del suelo la atmósfera brilla con un delicado tono anaranjado. Más arriba, el naranja se transforma en rosa salmón. Y un poco más arriba, se vuelve blanquecino. Tras el blanco, el habitual azul oscuro al que la bóveda celeste nos tiene acostumbrados.
Sigue imaginando y verás que, un cuarto de hora más tarde, los tonos rojizos han desaparecido y sólo alcanzas a ver una banda de color azul pálido. Finalmente, todo se vuelve oscuridad y aparecen las estrellas. Acabas de asistir al crepúsculo vespertino, el de la tarde.
¿Qué ocurriría si durante ese tiempo volvieras la vista al otro lado? Con toda seguridad, te habrías llevado más de una sorpresa. Habrías visto que, en dirección opuesta al sol, los tonos son menos intensos, aunque también curiosos. Que, en el momento de la desaparición del disco solar, la parte baja del cielo se vuelve de un color entre naranja pálido y púrpura. Más arriba, pasa a ser de un blanco amarillento y termina siendo azul en lo alto.
A continuación, unos minutos más tarde, una banda de un color gris azulado, que parece empujar la bóveda celeste hacia arriba, empieza a hacer su aparición sobre el horizonte… Y se va ensanchando cuanto más cae el sol por el otro lado. Hasta que llega un momento en el que sus bordes se hacen difusos y se deshace en la luz del crepúsculo.
Esa misteriosa banda que ha parecido “manchar” durante unos instantes el aire no es otra cosa que la sombra de la Tierra. Una curiosa imagen que también podrías observar durante el crepúsculo matutino (al amanecer), si te tomaras la molestia de dirigir tu mirada hacia el lado contrario (al oeste).
Claro que, para poder contemplar todo esto, es necesario que se den una serie de condiciones. Por una parte, que el aire esté muy transparente y que contenga pocas partículas en suspensión. Y, por otra, que lo estés observando desde un paraje que te permita tener una buena vista sobre el horizonte, o desde un lugar elevado.