Probablemente, los recuentos de este año que acaba se deberán explicar a través de los fracasos. Las fusiones entre cadenas para crear un duopolio de la televisión comercial en donde TVE y las autonómicas deberán ser algo más que jueces, sino que deben ser parte interesada y que nos hace presumir tiempos difíciles en cuanto al asentamiento de opciones no intervenidas. Estaremos atentos a los consejos de ministros que de allí saldrá mucho material para analizar.

El fracaso total es la TDT. Descontando los múltiples de las cadenas de referencia, con proyecto empresarial y contenidos suficientes, el resto se ha demostrado que eran aventureros, oportunistas, brotes salvajes ideologizados y poco más. Aquí, allí, y en todos los territorios. Siempre con sus excepciones, pero en términos generales nos movemos por apenas media docena larga de canales, porque en muchos de ellos se nutren de repeticiones, las teletiendas o esos espacios de dudosa entidad que son los programas que te leen el futuro a partir de tu tarjeta de crédito.

Las expectativas creadas no se han cumplido, el viaje ha sido muy corto, y se ha demostrado que no existen contenidos diferenciados para tantas señales, que ni en la cercanía, ni en la globalidad, el problema es conseguir un nicho de audiencia suficiente para que sea un proyecto sostenible. Y eso es lo que ha fallado. Y todo tiene que ver con los índices de audiencia y la publicidad, menguante, que va a lugares seguros en cuanto a resultados. Las audiencias tienen que ver con los contenidos que se ofrecen, y ahí es donde se ha producido la mayor decepción: todas son demasiado iguales, con el mismo esquema en su parrilla, no ha aparecido un canal alternativo. Nadie ha apostado por buscar otras maneras de televisión, dirigida a otros tipos de públicos.

La irrupción de otras pantallas para ver series o audiovisuales diferentes, lo mismo que las redes sociales, han influido en este estancamiento. El año que entra, por la coyuntura económica, va a ser todavía más conservadora la parrilla, sin olvidarnos de las decisiones políticas que se van a producir respecto a las autonómicas que afectarán a todos.