Mikel INSAUSTI

He de confesar que me resulta imposible aburrirme o distraer mi mirada de la pantalla viendo una comedia multiestelar de Garry Marshall, porque el muy tramposo me mantiene ocupado reconociendo a todos y cada uno de los integrantes del interminable reparto coral. Ya sé que la anécdota que protagonizan por separado es mínima, pero si las juntas hasta parece conformar un cierto espectro social fruto de algún estudio estadístico sobre los hábitos de consumo navideño. Porque lo que cuenta “Noche de Fin de Año” es, al fin y al cabo, lo mismo que nos endosan los típicos reportajes que incluyen por estas fechas los informativos televisivos, y que todos los años se repiten por si lo habíamos olvidado de uno para otro. Por estar están ahí hasta las pausas publicitarias, ya que en pocas películas recuerdo haber visto semejante batería de anuncios, mostrados de forma nada subliminal. El cine actual elimina digitalmente del paisaje lo que no interesa sacar, pero los luminosos de Times Square lejos de ser borrados han sido aún más destacados para la ocasión.

Las pequeñas historias que componen “Noche de Fin de Año”, mayormente románticas como las de la previa “Historias de San Valentin”, no van a ninguna parte por si solas, así que gravitan en torno a una central que tiene como protagonista a Hilary Swank. Ella es la encargada de que todo funcione en la celebración de las doce campanadas en versión yanqui, y cuyo suspense depende de que la bola del reloj descienda sin problemas en el momento señalado ante la muchedumbre presente y cuantos siguen en el mundo anglosajón la retransmisión desde sus hogares. Robert De Niro pone el contrapunto melodramático desde la cama de un hospital, rejuvenecido por la presencia en paralelo de una Michelle Pfeiffer que intenta cumplir sus deseos de la mano de un Zac Efron casi treinta años menor que ella. Hay otros veteranos como Héctor Elizondo y John Lithgow, junto a un Jon Bon Jovi que también se ha hecho mayor, al igual que Sarah Jessica Parker.