El acuerdo entre los dos principales grupos de la oposición siria se tambalea por las diferencias entre la Instancia Nacional de Coordinación (ICN) y el Consejo Nacional Sirio (CNS). El texto que confirmaba el acuerdo debía presentarse ayer en El Cairo ante el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, pero el CNS asegura que no ha sido rubricado aún y que se trata de un borrador, mientras el ICN sostiene que «es definitivo».

El dirigente opositor Walid al Buni desmintió que el CNS lo haya firmado ya, y aseguró que «el documento necesita mucho trabajo para adecuarse a las reivindicaciones del CNS», agregó.

Según el portavoz del CNS, Omar Edelbe, aún hay divergencias sobre el llamado Ejército Libre Sirio, que se ha alzado en armas contra el régimen de Bashar al Asad y al que el CNS considera como «el brazo que protege a los manifestantes y a las protestas», mientras que la ICN apuesta por métodos exclusivamente pacíficos de protesta.

También divide a los dos grupos la posibilidad de una intervención armada extranjera, que la ICN rechaza por completo, pero que el CNS pretende dejar abierta «para proteger a los civiles». El tercer punto que separa a las facciones es que la Instancia rechaza adherirse al CNS, y éste se niega a formar una nueva organización conjunta.

Mientras tanto, los Comités de Coordinación Local indicaron que con la misión de observadores de la Liga Árabe no se ha reducido la represión y que al menos nueve personas murieron ayer, entre ellas un menor, por disparos de las fuerzas de seguridad y paramilitares. Según sus cálculos, desde que los observadores árabes entraron en Siria el pasado 22 de diciembre, han muerto 315 personas.