GARA > Idatzia > Iritzia> Paperezko lupa

Maite SOROA | msoroa@gara.net

Impunidad... ¿de quién?

Algunos no pudieron disimular su disgusto por la decisión de ETA de dar por finalizada su actividad armada. Y es que la derechona solo entiende de victoria y humillación. No aceptan otra cosa, y las salidas democráticas no son lo suyo. Sin embargo, se autoadjudican el papel de repartir o retirar credenciales democráticas. Van probando con diferentes «argumentos» y últimamente han puesto de moda el de la supuesta impunidad de los militantes de ETA.

Ayer, en «Abc», Edurne Uriarte titulaba su columna «los 314 de final sucio de ETA». Decía que «Es la cifra de los asesinatos etarras sin resolver, alrededor del 40 por ciento, y a la que falta añadir las demás acciones terroristas con heridos o sin víctimas también sin resolver». Ya hay quien está haciendo un censo de víctimas de la violencia del Estado, y lo cierto es que la lista de los casos resueltos es mucho más corta que la de los no resueltos. Pero no es a esos a los que Uriarte se refiere. Continúa diciendo que esa cifra es «el dato de la impunidad que se suma a las condiciones democráticamente poco presentables del anuncio del fin de ETA». Resulta que el dato de la impunidad es muchísimo mayor que la cifra que ofrece Edurne Uriarte. Buena parte de esos 314 son víctimas anteriores a la muerte de Franco y de los años de la llamada transición española, y la inmensamente mayor impunidad de aquel periodo es la de los autores e instigadores de los crímenes del franquismo y la transición. Posteriormente, también son más los casos sin resolver -deliberadamente- que afectan a las víctimas de la violencia policial y de extrema derecha; por tanto, Edurne Uriarte comienza su búsqueda de impunidad en el lado equivocado.

Después se lamenta del «éxito del discurso de la negociación en una buena parte de la opinión pública. La negociación ha sido aceptada como necesaria o como inevitable y las posibles medidas de `alivio' a los terroristas encarcelados han pasado a ocupar parte de la agenda política». Al margen de su indisimulada sed de venganza, está claro que no ve, no quiere ver, que hay cientos de presos de ETA y de organizaciones de la izquierda abertzale mientras que no existe uno solo de los que han empleado la violencia contra la disidencia vasca o del resto del Estado, ni siquiera los pocos que condenaron mucho después que a muchos vascos que aún permanecen en prisión. Claro, los que no están en el talego no necesitan medida alguna de «alivio».

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo