El presidente alemán, Christian Wulff, se ha visto obligado a terminar antes de tiempo sus vacaciones de Navidad y regresar a Berlín para preparar su defensa pública ante una nueva oleada de informaciones en su contra.

Después de unos días de silencio, impuestos más bien por el imperativo de las fiestas navideñas que por otra cosa, varios medios de comunicación han vuelto a la carga informando de las presiones que el democristiano ejerció contra el diario sensacionalista «Bild» y el rotativo «Die Welt», ambos de la casa conservadora Springer, para impedir la publicación de artículos poco favorables sobre él.

En el caso del primero llegó a llenar el buzón de voz del director del medio amenazándole con una «guerra» si se llegaba a publicar un artículo sobre el prestámo de 500. 000 euros que obtuvo de la esposa de un empresario. Ante el Parlamento de Baja Sajonía, el entonces ministropresidente Wulff negó haber tenido cualquier relación comercial con Egon Geerkens.

«La punta del iceberg»

Respecto al «Welt», el mandatario citó a un redactor a su palacio Bellevue para insistir en que no se informara de su hermanastra, a la que él había excluido de aquellas entrevistas en la que relató su difícil infancia. Dada la negativa del periodista a dar marcha atrás, Wulff intervino ante la directiva de la casa editorial Springer, pero en vano. El miércoles ambos medios publicaron en todo detalle los ataques del presidente. El «Welt» ha ido más lejos al calificarle como «irracional» por los comentarios que dejó grabados en el contestador del Bild y porque «tiene un miedo feroz a que asuntos mucho más desagradables salgan a la luz».

Ante estos acontecimientos, Wulff anunció una entrevista a las dos principales cadenas de TV pública, ARD y ZDF, que fue emitida a última hora de ayer. Los otros medios se quejaron por esta nueva muestra de trato de favor presidencial. Desde el ámbito de su Unión Demócrata Cristiana, la diputada Vera Lengsfeld exige que dimita.

Además, propone como su sucesor al cura protestante y ex director del archivo de la Stasi, Joachim Gauck. También el partido socialista Die Linke aboga por el cese de Wulff. Socialdemócrtas y Verdes aún no han ido tan lejos pero instan a Merkel a que se pronuncie porque fue ella quien lo aupó al cargo.