Fábregas y Messi dejan la vuelta en un mero trámite
La escuadra navarra salió con descaro, pero apenas tuvo conexión entre líneas ni llegada al marco rival.
BARCELONA 4
OSASUNA 0
Natxo MATXIN
No fue la paliza liguera, pero Osasuna volvió a salir goleado del Camp Nou y con la eliminatoria copera, ahora sí, convertida en un imposible. Sendos latigazos de Fábregas -primera parte- y Messi -segunda-, casi todos ellos con la inestimable colaboración de Xavi sirvieron para tumbar a una voluntariosa escuadra rojilla, que mostró su mejor imagen en los inicios de ambas partes.
Al menos, en esta ocasión, los de Mendilibar dejaron unas mejores sensaciones, pero volvieron a pecar de la escasa salida de balón y llegada al marco contrario. Sin esos acercamientos, difícilmente los rojillos pudieron inquietar a un adversario que solo sufre a balón parado y al que únicamente inquietaron en cierta medida en el tramo final cuando campeaba un 3-0 que obligaba a meter un gol que diese alguna esperanza para la vuelta en Iruñea.
La realidad es que, aunque Osasuna saltó muy valiente al césped del Camp Nou -presionó muy arriba e incluso tuvo la primera ocasión en una falta al borde del área-, la posición de Alves, otra vez adelantada al medio campo, y, sobre todo, la conexión Xavi-Fábregas hicieron papilla el planteamiento de Mendilibar y la eliminatoria cuando se llevaba poco más de un cuarto de hora de partido.
La osadía rojilla de los primeros minutos fue transformándose en repliegue indisimulado ante una escuadra, la culé, que empequeñece al rival por sus milimétricos pases, lo que le permite mover al contrario de lado a lado y facilitar los huecos necesarios para penetrar en la meta contrincante.
En una de esas jugadas, con la zaga rojilla totalmente escorada a su flanco izquierdo y un Damià en posición de central, llegó el orificio necesario para que Fábregas abriera la lata. La calidad del ex del Arsenal hizo el resto para batir por primera vez a Riesgo.
Y apareció el «griposo»
No es que Osasuna estuviese jugando mal, hacía lo que debía, pero no era suficiente para contrarrestar los kilates de los azulgrana, que volvieron a golpear cinco minutos después, en otro preciso entendimiento entre Xavi y Fábregas. En esta segunda ocasión, el ayer bigoleador exhibió todavía más categoría con una vaselina matemática ante la que poco pudo hacer el cancerbero debarra.
Pese al 2-0, un tanto metía al equipo encarnado en la eliminatoria y volvió a salir descarado tras el descanso. Tanto que Guardiola no lo vio nada claro y dio entrada a un Messi al que el club había descartado por la mañana por un proceso gripal y recuperado posteriormente. Antes de salir, Mendilibar le dijo en la banda al argentino que no diera mucha guerra y el de Zaldibar no anduvo descaminado.
El mejor jugador del mundo volvió a ponerles las pilas a los suyos y en otros dos nuevos lances de ambición declinó definitivamente los octavos del lado catalán. Osasuna dio la cara y trató de luchar con sus armas, pero el enemigo volvió a ser demasiado poderoso.