Público.es, Isaac Rosa 2012/1/10
Hasta los niños ven lo de Irán
Hagan la prueba si no me creen: pongan a un niño ante un mapa de Oriente Medio que tenga pintados de un mismo color los países implicados en las últimas guerras (Irak, Afganistán, Pakistán), los que tienen bases estadounidenses (Arabia Saudí, emiratos, repúblicas del Caspio) y los países que podrían cambiar de signo pronto (Siria). A continuación denle un rotulador, y ya verán cuál es el país que colorea, sin dudar un segundo.
Y eso que el niño no sabe nada de intereses geoestratégicos y energéticos, ni conoce la rivalidad entre Estados Unidos y China, ni lleva años leyendo noticias que han ido calentando el ambiente.
Aunque desde hace años suena el runrún de una posible guerra con Irán, estos días los tambores son ensordecedores. No es la primera vez que la tensión aumenta, pues ya otras veces hemos oído hablar de sanciones, amenaza nuclear, planes israelíes, operaciones encubiertas y maniobras militares, aunque en el último instante se rebajaba la tensión. Pero ahora se acumulan todos a la vez, y en un mismo día leemos en la misma página una noticia sobre el endurecimiento de sanciones, otra sobre un avance en el programa nuclear, otra de presiones israelíes y una más con el despliegue de barcos de guerra.
(...) el pulso nuclear entre Irán y Estados Unidos ha subido varios escalones; en el estrecho de Ormuz hay tal atasco de barcos que cualquier día tenemos un incidente; el mapa de la región está redefiniéndose tras la salida de Irak y las primaveras árabes. Añadan que hay elecciones en Estados Unidos, que la guerra siempre da vidilla a las economías en crisis, y que la demonización caricaturesca de Irán está próxima a pasarse de rosca como no la amorticen pronto.
La única objeción a una nueva guerra no es tal: si alguien piensa que Estados Unidos no tiene ganas tras los desastres de Irak y Afganistán-Pakistán, los halcones le explicarán cómo la conquista de Irán traerá tranquilidad a esos países donde Irán tiene tanta influencia. Avisados estamos.