Es tan habitual, una constante, una suerte de ritual establecido, que empieza a convertirse en una sistematización tendente a la vejación de los enemigos. Los casos y antecedentes que hemos conocido de expresiones de desprecio ante los enemigos después de muertos por miembros de las tropas americanas, muy especialmente, pero no únicamente, nos retratan un estado de destrucción de cualquier principio de justicia, aunque sea en situación tan precaria y difícil de observar como son los tiempos de guerra y administrada por combatientes en el rango más primario, que la meada que ahora nos han ofrecido se acumula al archivo de vídeos de la infamia, el odio y la animalización de todo individuo colocado bajo un casco y un uniforme militar. Es una disolución del ser humano en su disfraz, una excrescencia del pensamiento único, aquí expresado de la manera más sádica, y poco elegante. Y producida en un ambiente de ocupación bajo bandera internacional con resoluciones y mandangas, pero que trasluce las actitudes más imperialistas, colonialistas y mortíferas que se puedan imaginar.

Y no solamente es el daño estético, moral, el asco que producen, sino que es lícito sospechar que desconocemos bastantes más acciones de esta índole que las que conocemos y ya empiezan a ser demasiadas para cosa buena, que en un sentido o en otro son consentidas por la cadena de mando, cuando no forman parte del la propia acción terrorista de esos ejércitos súperarmados que siembran destrucción, que disuelven a los habitantes de esas tierras ocupadas en el ácido de convertirlos en no seres humanos, en simples enemigos, terroristas, como todavía tienen la poca vergüenza de contarnos algunos narradores en los noticiarios de todos los canales.

Mirando esas imágenes, se detecta el horror mayor: esos tipos que mean, lo hacen en estado normal, parecen tipos absolutamente vulgares, oficinistas de la guerra, que allí, en tierra ocupada se sienten empujados a realizar ese acto vil. Y dejarse grabar por alguien que al final los ha traicionado. O no, porque insisto, son tácticas de desmoralización del enemigo. También motivo para luchar contra esta barbarie occidental.