Por fin el Sr. Rajoy se ha aparecido a un grupo de andaluces para revelarles que «el Gobierno sabe lo que tiene que hacer». La frase es rotunda e inclina a una discreta confianza, pero no nos libera de la ignorancia acerca de lo que realmente quiere hacer el Gobierno. Cada consejo de ministros desvela algo de lo que pretende obrar el Gobierno, pero se trata siempre de anunciarnos un nuevo infortunio. A mí esta situación me recuerda el sintético discurso de un alcalde de Madrid en tiempos de Franco que tomó posesión de su cargo con un discurso en que aseguró que «obraría poco y duro», por lo que se le conoció como «El Estreñido». Es decir, a estas alturas no sabemos nada del plan general del Gabinete ¿Será un plan totalmente doloroso, un plan que nos alegre en alguna fecha fija, un plan inmediato o un plan ad kalendas graecas? El saber del Gobierno es, pues, un saber arcano. Incluso es un plan sospechoso de no ser un plan sino un enunciado verbal para pacificar a las agencias de ráting. De cualquier forma afirmar solemnemente que «el Gobierno sabe lo que tiene que hacer», sin añadir otra cosa aclaratoria, expresa una postura autocrática ante un pueblo que, leyendo a contrario sensu al presidente del Gobierno, «no sabe lo que tiene que esperar».

Todo esto me llena de confusión y miedo. Desde luego el jefe del Gobierno ha dado una pista más sólida en lo que respecta a sus intenciones: se trata de restaurar el prestigio de España. ¿Pero en qué consiste realmente el prestigio de España? ¿En que el presidente Obama de las buenas tardes al Sr. Rajoy en un cocktail o en que nos bajen el IVA? Es difícil vivir con un presidente gallego.