Qatar pide el envío de tropas árabes a Siria para «detener la matanza»
El emir de Qatar, el jeque Hamad bin Khalifa al-Thani, ha sostenido que las tropas de la Liga Árabe deberían desplegarse en Siria para «detener la matanza» en el país, sacudido por diez meses de protestas contra el régimen de Bashar al-Assad que han sido fuertemente reprimidas y han derivado en una rebelión armada. Qatar ya participó en la intervención extranjera en Libia y es uno de los países árabes más críticos con el Gobierno sirio.
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El emir de Qatar ha manifestado que los países árabes deben enviar tropas a Siria para terminar con la represión violenta de las protestas en contra del régimen de Bashar al-Assad, pero sin mencionar las acciones de la rebelión armada que también están causando víctimas mortales.
El jeque Hamad bin Khalifa al-Thani, primer ministro qatarí, sugirió un despliegue de tropas árabes para «detener la matanza» en Siria, donde se ha producido una escalada en la violencia pese a la presencia de los observadores de la Liga Árabe.
Consultado sobre si estaba a favor de una intervención de países árabes en Siria, el emir qatarí dijo a la cadena estadounidense CBS, en una entrevista que será emitida hoy, que la medida sería necesaria «para detener las matanzas (...) detener las muertes».
El emir Al-Thani, cuyo país participó la campaña de la OTAN que ayudó el año pasado a los insurgentes libios a derrocar a Muammar Gaddafi y es uno de los más críticos en la región con el Gobierno de Al-Assad, es el primer líder árabe en proponer públicamente una incursión militar árabe en Siria.
El pasado agosto, Al-Thani calificó de «inútil» la represión contra los manifestantes, retiró a su embajador en Damasco, y urgió a emprender reformas profundas.
Muchos le creen un actor clave en la Primavera Árabe por ser el impulsor de la cadena Al-Jazeera, muy crítica con algunos de los considerados «regímenes totalitarios» de la región pero muy tolerante otros, como las cleptocracias del Golfo, incluida, por supuesto, Qatar. «Estamos apoyando a la gente de estos países (...), a los que piden justicia y dignidad. Si eso es influir, creo que es una sana influencia», no tuvo empacho en decir el emir qatarí.
El jefe de la misión de observadores presentará el jueves un informe ante la Liga Árabe, que decidirá si mantener la misión o derivar el caso al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El premio Nobel de la Paz egipcio Mohamed ElBaradei anunció ayer su decisión de no presentarse como candidato a las elecciones presidenciales de su país ni a ningún otro cargo oficial. Explicó que su conciencia no le permite presentarse «salvo en el marco de un régimen democrático verdadero», y manifestó su convicción de que «el antiguo régimen todavía no ha caído».
Según el poco carismático ex secretario general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, «la arbitrariedad y la mala administración del proceso de transición conducen al país lejos de los objetivos de la revolución» que acabó con 30 años de régimen de Hosni Mubarak y cuyo aniversario se conmemora en diez días.
Tras constatar que «el régimen anterior no ha caído», señaló que «lo más importante que se consiguió es romper la barrera del miedo y la recuperación del pueblo de la fe en su fuerza para el cambio» e insistió en que «este pueblo va a seguir reclamando sus derechos hasta que los consiga por completo».
El ex secretario general y también candidato presidencial Amr Musa lamentó la decisión de ElBaradei y confió seguirá trabajando al lado de los que «tratan de reconstruir el país». GARA
Miles de personas manifestaron ayer en la céntrica avenida Burguiba de la capital de Túnez para conmemorar el primer aniversario de la revuelta popular que derrocó al régimen de Zine el Abidine ben Ali y para exigir trabajo para todos, mientras la ceremonia oficial tenía lugar en el Congreso, con presencia de líderes árabes.
Ahora el presidente es un opositor a Ben Ali y un islamista moderado al que el antiguo régimen encarceló durante años es el primer ministro al frente de una coalición tras los comicios más libres en la historia de Túnez. Pero la preocupación por el paro arroja una sombra sobre el orgullo de los tunecinos por transformar su país.
Los manifestantes corearon consignas como «Trabajo, libertad y dignidad», «Hipócritas, el trabajo es un derecho», «Los tunecinos siguen en pie» y «Continuaremos la lucha» y expresaron también su rechazo a cualquier injerencia de EEUU o de Qatar, que mantiene una estrecha relación con el partido islamista tunecino Ennahda, vencedor de las elecciones.
En la ceremonia oficial, el presidente, Moncef Marzuki, dijo que su país continuará su «marcha hacia la libertad» y estimó que el 14 de enero marcó «el final de un período oscuro, de un régimen autoritario y corrupto». GARA