Borja BARBA | Blog Diarios de Fútbol
El éxito es cuestión de mero perfeccionamiento
Soy consciente de que la feliz actualidad manda en el Athletic y de que no es momento de ponerse agorero, pero les voy a proponer un ejercicio de abstracción. La brillante clasificación para cuartos de final de Copa está demasiado reciente y aún tintinea en la retina el espectacular y vitoreado golazo de tacón de Gaizka Toquero y el buen desempeño general, por fin, del cuadro rojiblanco ante el Albacete. Sin embargo, el partido ante el equipo manchego no debe tomarse como vara de medir fiable. La referencia no puede ser la actuación de los leones ante un rival de Segunda division B. Piensen en la Liga.
El transitar del Athletic en el campeonato liguero tiene a buena parte de la afición rojiblanca con la mosca detrás de la oreja. Enquistado desde hace semanas en mitad de la tabla, el conjunto de Marcelo Bielsa mantiene distancias con los puestos de descenso pero, al mismo tiempo, no consigue reducir la diferencia de puntos con respecto a los equipos que actualmente ocupan posiciones europeas. Equidistante del éxito y del fracaso, el equipo bilbaíno navega en zona de nadie en medio de una espesa niebla. Transmite, sí, pero ni enamora ni engancha.
Quizá el principal problema radique en la falta de perfeccionamiento del sistema implantado por el técnico rosarino. El Athletic domina los partidos, acumula porcentaje de posesión de balón, ataca en tromba con numerosos efectivos -en uno de los rasgos más significativos del `estilo Bielsa'- y se emplea en cada encuentro en una celebrada sublimación del juego asociativo. Pero todo ello es estéril, no demuestra saber sacar partido, no hay réditos. Tiene las herramientas en la mano, pero no sabe qué hacer con ellas. No sabe cómo utilizarlas para alcanzar el objetivo del gol.
Cierto es, y no debe pasarse por alto, que la ausencia de Fernando Llorente en los últimos ocho encuentros de los rojiblancos ha lastrado de manera evidente el capítulo ofensivo de los de Bielsa.
Sin el ariete de referencia, el Athletic solo ha ganado tres de los ocho encuentros disputados (dos de ellos ante el Oviedo en Copa), y apenas ha conseguido anotar ocho tantos ante rivales de escasa entidad. Su vuelta al equipo vuelve a arrojar algo de luz sobre un camino que se presentaba demasiado sombrío sin su concurso.
Con Fernando Llorente sobre el césped, este Athletic es, evidentemente, otro equipo distinto. Las sensaciones transmitidas por el equipo cambian radicalmente con su participación (así se pudo apreciar en sus veinticinco minutos en Getafe y a lo largo del choque copero ante el Albacete) y han bastado estas cinco recientes semanas de baja para convencer a buena parte de la grada de San Mamés de que, si hay un jugador cuya ausencia pesa en este equipo ése es el punta de Rincón de Soto.
Ahora viene un mes para soñar e ilusionarse. Cuatro semanas para asaltar la anhelada final de Copa, repuntar la trayectoria liguera enganchando una racha de buenos resultados y preparar el cuerpo para el esperado duelo de dieciseisavos de final de la Europa League ante el Lokomotiv moscovita con el pleno convencimiento de que se avanza por el camino correcto y de que el éxito, esperemos cercano, ya solo es cuestión de mero perfeccionamiento.