El Sadar se estrena con un partido de Primera al mediodía
Navegando contra los elementos
Los rojillos tuvieron que bregar contra los caprichos de Fernando Teixeira Vitienes y el acierto máximo de un Roberto Soldado que enchufó la primera que tuvo en un partido en el que acumularon merecimientos como para sumar los tres puntos y acabaron con uno.
Natxo MATXIN I
A punto estuvo el fútbol de volver a ser injusto con Osasuna. De hecho, lo fue si nos atenemos a los merecimientos de los rojillos y de su rival, el Valencia, pero pudo ser todavía peor si el tanto de Soldado a falta de seis minutos para el final -no fue ni ocasión- hubiese campeado en solitario en el marcador. Sin embargo, otra jugada a balón parado, en este caso en el tiempo de descuento, permitió que los de Mendilibar al menos equilibrasen la balanza con todo derecho.
Y ese lance crucial, además, llegó como consecuencia de un castigo a lo que no es fútbol. Albelda, un futbolista muy «querido» por estos lares y que en otras ocasiones ha goleado a los rojillos, culminó su encuentro repartiendo leña con una dura entrada a Timor, que acababa de saltar al césped y curiosamente se hizo futbolista en la cantera ché. El capitán valencianista no solo no consiguió el objetivo de frenar el último ímpetu local a la desesperada, sino que vio la roja y provocó una acción de peligro sobre su marco que resultó decisiva. La mejor forma de penar una acción antideportiva, que provocó el delirio en la grada cuando algunos aficionados ya habian desfilado camino de su casa cabizbajos.
Una hinchada que en esta ocasión sí pudo ver a su auténtico equipo, mandón en propio estadio, con ganas de buscar el marco contrario, aunque las bandas tampoco funcionaron en esta ocasión, y de hacerse con los tres puntos. El habitual arreón inicial no faltó a la cita ante una disposición ché poco habitual -trivote y Jonás basculado a la izquierda- y lo que ya comienza a exasperar, tampoco el protagonismo arbitral.
Si Clos Gómez no tuvo ningún reparo en pitar pena máxima apenas hace una semana por unas dudosas manos de Damià, en esta ocasión Fernando Teixeira Vitienes cerró los ojos ante unas bastante más claras de Dealbert pasado el cuarto de hora. Las decisiones del cántabro, a las que hay que unir otro posible penalti de Alves a Lekic -más riguroso, todo hay que decirlo-, acabaron por sacar de quicio a la parroquia rojilla.
El cotidiano trato desigual
Los jugadores, ya acostumbrados a este trato desigual de los trencillas, siguieron a lo suyo, continuando con su presión arriba y ahogando al Valencia, que fue uno de los peores que se recuerdan en los últimos tiempos. Mientras los de Unai Emery estaban desaparecidos en ataque, Osasuna ya había puesto cerco a la portería de Alves, decisivo para que su equipo sumase un punto.
Liderados por un Raúl García muy metido y que volvía a la titularidad, los anfitriones pusieron a prueba al arquero ché con un cabezazo del de Zizur Nagusia y una falta muy bien lanzada por Nekounam. Si alguien merecía adelantarse en el electrónico, ese era Osasuna.
Pero el fútbol no es un deporte que se evalúe a los puntos, sino por el nivel de acierto. Y de ello está henchido ahora mismo Roberto Soldado, al que le bastó un mal tiro de Tino Costa para cazarlo al vuelo y poner el cuero pegado al poste. Hundimiento generalizado del graderío, que veía escaparse unos puntos trabajados para que se quedasen en casa, pero que el desgastado once rojillo nunca los dio por perdidos y tiró de casta para salvar por lo menos uno. El gol de Lolo dejó un buen sabor y 27 puntos en el casillero.
José Luis Mendilibar no estaba conforme con el punto obtenido en el último momento. «Al final parece que debemos estar contentos con el empate, cuando lo normal hubiese sido haber ido ganando por 2-0 o 3-0 e irnos tranquilos al descanso», indicó el técnico rojillo.
«Creo que hemos hecho méritos suficientes para sacar el partido adelante, tanto en remates como en llegadas al área del rival. Además, no le hemos permitido hacer al contrario, ha llegado en media vez, porque el gol no es ni una, pero así es el fútbol, se trata de estar acertados y tanto su delantero como su portero han estado acertados», ahondó el zaldibitarra.
Como es habitual en él, el preparador vizcaino no se cortó un pelo cuando se le interpeló sobre las jugadas conflictivas del encuentro, en especial las manos de Dealbert en el área ché. «En directo es penalti y punto. No lo habrá visto, pero es cierto que los árbitros no nos han dado nada en estas 19 jornadas», se quejó.
Mendilibar introdujo hasta cinco cambios en el equipo inicial, uno de ellos inesperado, como fue la entrada de Dejan Lekic. «Él no juega para demostrarme a mí nada, sabe lo que tiene que hacer, por él y por el equipo, se trata de que todo el mundo que sale pueda aportar cosas». Y si alguien contribuyó a la mejoría del equipo, ese fue Raúl García, de quien el míster rojillo espera todavía más, de quien dijo que «desde que vino aquí no ha podido tener continuidad, pero sabemos que es quien tiene que marcar la diferencia».
Más conformista con el resultado, el entrenador valencianista, Unai Emery, habló de «empate justo» porque «nosotros nos hemos encontrado con el gol y ellos también» en un encuentro «muy difícil de jugar por cómo se plantea en este campo».
«Con el esquema inicial nuestra idea era adaptarnos al partido que nos esperaba y, a partir de ahí, sacar cualidades, como generar fútbol, pero no ha podido ser. Lo primero lo hemos conseguido, pero lo segundo nos ha costado. Después hemos llegado más cuando utilizamos las bandas y al intentar incorporar laterales, pero ha sido muy complicado. Estoy contento por cómo mi equipo ha competido y se ha metido en la lucha», explicó. N.M.