El presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, llegó ayer a Kano, la ciudad donde el pasado viernes se produjeron más de 170 muertos en una serie de ataques coordinados en otro episodio de la violencia entre comunidades que afecta al norte del país. Como gesto, el presidente se entrevistó en primer lugar con el emir Ado Bayero, el principal dirigente musulmán de la ciudad. En una entrevista en la BBC Jonathan afirmó que se había detenido a algunos de los participantes en los ataques y que otros habrían muerto en atentados kamikaze. Además, anunció que se persigue a los simpatizantes del grupo islamista Boko Haram. Según fuentes hospitalarias, el balance podría superar los 200 muertos.

Durante el fin de semana han continuado los ataques. Al menos diez personas perdieron la vida y varias resultaron heridas el sábado cuando varios asaltantes atacaron la ciudad de Tafawa Los milicianos de Boko Haram atacaron una estación de ferrocarril en la localidad de Jahun, una comisaría de Tafawa Balewa y un puesto militar en Katagun, según informó el diario nigeriano «Vanguard». Ayer varias explosiones afectaron también a una iglesia católica, y un templo envangelista.