Los ministros de Exteriores de la Liga Árabe acordaron ayer instar al presidente sirio, Bashar al Assad, a que transfiera sus poderes al vicepresidente del país, Faruk Al Chara, y a formar un gobierno de unidad nacional en el plazo de dos meses para convocar elecciones presidenciales.

En el documento suscrito por el organismo panárabe se recoge también que ese ejecutivo estará dirigido por una persona de consenso y deberá aplicar la hoja de ruta trazada por los países árabes, creando una comisión de investigación independiente sobre la violencia.

Los ministros árabes señalaron que la votación fue claramente favorable a la propuesta, excepto por dos países. «La decisión ha sido tomada por consenso, excepto por Argelia, que ha manifestado sus reservas, y Líbano se ha abstenido», indicó el primer ministro qatarí, presidente de turno del consejo de ministros de Exteriores árabes. No obstante, la discrepancias se reflejaron en la dura actitud de Arabia Saudí, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, el príncipe Saud al Faisal, anunció la retirada de sus observadores que forman parte de la misión de la Liga en Siria, por los incumplimientos de Damasco sobre el plan árabe. Además, pidió a la comunidad internacional «-y esto incluye a nuestros hermanos de los estados islámicos y a nuestros amigos de Rusia, China, Europa y Estados Unidos»- que ejerza «toda la presión posible» para que el régimen sirio cumpla con la propuesta de pacificación árabe.

«Mi país va a retirar a sus observadores porque el Gobierno sirio no ha cumplido con ninguno de los elementos del plan árabe de resolución», afirmó Al Faisal durante el encuentro.

Oposición y total rechazo

Por otro lado, la Liga decidió prolongar la misión de sus observadores en ese país durante un mes, según habían demandado los propios delegados, que presentaron su informe sobre la situación en Siria y solicitaron apoyo administrativo y logístico para llevar a cabo su trabajo. En su informe, la misión afirmó que el Gobierno de Damasco ha cooperado para que la delegación desempeñe su papel, pero que los observadores han constatado el estado de opresión e injusticia en el que se encuentran los habitantes de algunas ciudades. Según fuentes diplomáticas, achaca tanto a la oposición como al régimen la continuación de la violencia. Algunos opositores en Deraa, Homs, Hama e Idleb reconocieron a los observadores que se han alzado en armas, argumentando que lo hicieron «debido al sufrimiento del pueblo sirio». Asimismo, según el documento, hay cifras contradictorias de los detenidos sirios.