Bego Tabera Responsable de LAB-Osasungintza
El negocio de la OPE de Osakidetza
En realidad, la actual OPE se reduce a consolidar plazas ya existentes en servicios saturados por la demanda
El Ejecutivo de López ha lanzado la OPE de Osakidetza justo antes de la imposición desde la Mesa General, una vez más, de graves recortes en todos los ámbitos de la administración.
Aparentemente se ofertan plazas de todas las categorías, pero no de manera homogénea, ya que aquellas con menos cualificación y más masivas son las menos abundantes en cuanto a número de plazas, mientras que las de personal facultativo y de enfermería se llevan la mayor parte de la convocatoria, que se realiza sin ningún tipo de negociación con la representación sindical. Además, se plantea sin haberse realizado un estudio de necesidades o un plan a corto y a medio plazo de cómo va a ser el desarrollo del sistema de salud publico vasco en los próximos años.
En realidad, la actual OPE se reduce a consolidar plazas ya existentes en servicios saturados por la demanda. Bajo la premisa del consejero Bengoa de que Osakidetza debe hacer «más por menos» se plantea un feroz plan de recortes y privatizaciones que se maquilla con una OPE para entretener a la plantilla y abrir expectativas falsas. La realidad es que con plantillas envejecidas y ajustadas al límite en condiciones laborales cada vez más precarias, la calidad asistencial no puede garantizarse desde el sistema público, lo que hace que las empresas de asistencia sanitaria privada vayan aumentando su cuota de mercado de manera exponencial. En este contexto, Osakidetza lanza su campaña de márketing alrededor de una OPE raquítica por la oferta, que no por la demanda, ya que los participantes van incrementándose convocatoria a convocatoria. Todo ello supone un sustancial ingreso económico extraordinario para el Servicio Vasco de Salud. Con la que está cayendo, Osakidetza no tiene ningún reparo en incrementar las tasas para presentarse al examen en tiempos de congelación salarial y desempleo sin cobertura.
Pero además, como viene ocurriendo en las últimas convocatorias, se abre otro tipo de negocio que es el de las empresas y sindicatos que ofertan formación para la preparación de exámenes. Este negocio se ha disparado tras el cambio de tipo de exámenes a realizar. Estos no son ya una batería de preguntas como en las anteriores convocatorias, sino que habrá un temario del que saldrán las preguntas, aumentando el calvario de las personas aspirantes y disminuyendo la transparencia. ¿Nos acordamos el escándalo de la OPE del 90, donde cargos del PSE fueron declarados culpables -y luego indultados por el PSOE- por un fraude masivo en los exámenes para favorecer a militantes de su partido y de UGT?
Como por arte de magia, empresas de formación e incluso algunos sindicatos ofrecen cursos, cursillos y material variado para llegar al examen en mejor posición que el resto. Todo depende de lo que el o la aspirante pueda o quiera rascarse el mermado bolsillo. Desde manuales de todas las categorías, hasta cursos on-line o presenciales. Los precios son variables según categoría y soporte del curso, pero desde luego ninguno resulta barato. Los manuales oscilan desde los 80 a los 250 euros y los cursos según horas lectivas pueden ir de 200 a más de 1.000 euros.
Este negocio floreciente se basa en hacer creer a los opositores que con una buena preparación del temario basta para hacer un examen brillante y acceder así a trabajar en Osakidetza. Y nada mas lejos de la realidad, porque la posibilidad de trabajar en Osakidetza va disminuyendo a la misma velocidad que se van practicando recortes en la contratación y se van amortizando plazas bajo la mentira de que la sanidad pública no es sostenible.
No vale el actual modelo de acceso a Osakidetza. En primer lugar, es imprescindible un estudio serio y riguroso de la plantilla actual. En segundo lugar, establecer las necesidades a futuro de trabajadores y trabajadoras para prestar una atención de calidad y mejorar la cartera de servicios en función del incremento poblacional y la variación de la demanda; y en tercer lugar, hay que establecer un sistema de acceso al empleo público que no suponga para los aspirantes un castigo económico y un «sinvivir» repetido cada tres o cuatro años.
LAB presentó en marzo de 2011 su Decálogo para un nuevo sistema de OPE y de contratación, fruto de un largo proceso de debate con nuestra afiliación y el resto de trabajadores y trabajadoras. En él planteábamos la realización de un examen que no habría que repetir en posteriores convocatorias, conservando la nota si no era para mejorar, y actualizando los méritos que se vayan adquiriendo para cada convocatoria. Asimismo, y para mejorar la equidad del proceso, en materia de formación, se deberían valorar como mérito exclusivamente las actividades formativas que promoviera la administración en todos sus ámbitos y en especial la que realizara Osakidetza, eso sí, en base a unos criterios distintos de los actuales y abierta a todo el personal. Además, nos parece imprescindible modificar el proceso de elaboración de las listas de contratación. Sería necesario crear instrumentos informáticos que hagan las listas más accesibles y transparentes, garantizando la información a todos los demandantes de empleo de manera continua y eficaz.
Por último, en relación con la actual OPE hemos oído hasta la saciedad al consejero menospreciar el conocimiento del euskara como instrumento imprescindible de comunicación entre los y las trabajadoras de Osakidetza y los usuarios. Una vez más tenemos que denunciar la manipulación que se realiza al contraponer calificación profesional y conocimiento del euskara como si fueran posibles la una sin la otra.
Ya no se puede dilatar más en el tiempo el abordar la euskaldunizacion del sistema de una manera rigurosa y eficaz, y desarrollando medidas generales pero también específicas que garanticen los derechos lingüísticos de la población vasca y posibiliten ofrecer un servicio sanitario público de calidad.