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Raimundo Fitero

Pozí

De tanto gritarle a Amparo que no fumara porros, Manolito Reyes, «Pozí», ha muerto en el desamparo más absoluto, en la indigencia, recluido en una residencia de Cádiz, gracias a las gestiones, colaboración y búsqueda de ayudas solidarias de Javier Cárdenas, su descubridor para «Crónicas Marcianas». Porque «Pozí» formó parte del gran circo de frikis que desembarcaron en las noches de Xavier Sardá, que crearon un submundo de personajes al borde de la alteración del equilibrio entre reírse con o reírse de. Unos seres que lograron llegar a un buen número de fieles seguidores de ese programa que alargó el horario de la televisión nocturna, que confundió, a la vez que iluminó a muchos de sus fanáticos y que mezclaba el humor más creativo, con la mirada distorsionada a unos seres marginales que nos divertían, en una suerte de esperpentizar a los esperpentos.

Manolito Reyes fue uno de ellos. Indómito, con rasgos físicos muy característicos, y apariencia de tener algún problema mental, sin dar muestras de una normalidad intelectual. Pero cuando aparecía distendido, es decir, cuando no tenía ni la presión ambiental, ni el vértigo de la medicación o las sustancias que le alegraban el semblante, aparecía un ser indefenso, acorralado, excluido, incapaz de sobrevivir en el mundo actual sin ayudas personales o estructurales. Los meses que estuvo apareciendo en «Crónicas marcianas», volvió a ser un ser independiente, al menos económicamente. Muchos denunciaban que Javier Cárdenas traía a esos personajes para mostrar la parte oscura, fea, de la sociedad, y que lo hacía para explotarlos. Teníamos dudas, y las mantenemos, pero nadie puede dudar que a muchos de ellos, esas apariciones, voluntarias, consentidas, pactadas, le salvaban de la indigencia y la marginalidad absoluta, al menos momentáneamente.

Manolito Reyes, «Pozí», tuvo sus horas de gloria televisiva. Desaparecido el programa, solamente recibió migajas con alguna aparición con Jesús Quintero, o como recordatorio de caídos por la audiencia. La marginalidad era su territorio, el que haya muerto en un cama caliente es gracias a Javier Cárdenas, a su paso efímero por los platós de televisión.