Siria sale al paso del amago árabe para trasladar el dossier a la ONU
Siria ha amenazado con cerrar la puerta a toda mediación y aplicar una «solución» a la crisis estrictamente interna si la Liga Árabe cede a las presiones de las monarquías del Golfo y accede a trasladar el dossier al Consejo de Seguridad de la ONU. Blande para ello su convicción de que Rusia mantendrá su actual veto mientras se muestra abierta a estudiar una prórroga a la misión de observadores árabes.
GARA | DAMASCO
El régimen sirio arremetió con dureza contra la Liga Árabe por su intención de recurrir a la ONU y reiteró su determinación tanto para acabar con la revuelta, popular y armada, como para cumplir su agenda de reformas a través del diálogo con parte de la oposición del país.
El ministro de Exteriores, Walid Mouallem, reiteró las críticas a la propuesta lanzada por la Liga Árabe para implementar una transición ordenada «a la yemení» como solución a la crisis, esto es, con la cesión por parte del presidente Bashar al-Assad del poder a su vicepresidente a cambio de su impunidad y de la apertura de un proceso de diálogo nacional.
«Ellos sabían desde el principio que no íbamos a aceptar su propuesta porque es una violación a la soberanía de Siria y una flagrante injerencia en la política interna», afirmó el titular sirio de Exteriores.
Pero la crítica de Mouallem a la Liga Árabe se concentró en el intento de esta institución de trasladar el dossier sirio a la ONU. Y es que ayer mismo, la Liga Árabe pidió una reunión con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para que acepte el plan de la organización para solucionar la crisis en Siria con el apoyo del Consejo de Seguridad.
El jefe de la diplomacia siria denunció que la Liga Árabe. «incapaz de jugar su papel», pretende «internacionalizar la cuestión y dibujar el futuro de Siria lejos de la voluntad del pueblo».
Apoyo de Rusia
Preguntado sobre la posición rusa en el Consejo de Seguridad, Mouallem aseguró que no tiene duda alguna del apoyo de Moscú al régimen sirio. «Nadie puede dudar de la relación ruso-siria, que tiene carácter histórico y sirve a los intereses de ambos pueblos. Rusia no aceptará jamás una intervención extranjera en Siria, es una línea roja que nunca traspasará», vaticinó.
Moscú -secundado por Beijing- bloquea en el Consejo de Seguridad desde hace meses una resolución de condena de la represión del régimen que no menciona los ataques de los grupos rebeldes armados y no descarta explícitamente una eventual intervención.
Guiño a los observadores
Pese a sentenciar que «se han acabado las soluciones árabes», el Gobierno sirio aprobó ayer atender la propuesta de la Liga Árabe y extender un mes más el permiso para la misión de observadores. Una misión cuyo informe alabó Mouallem por «constatar la presencia de grupos arma- dos que sabotean bienes públicos y atacan a las fuerzas del orden y a los ciudadanos» sirios.
Mientras la Liga Árabe debatía si mantiene o retira a sus observadores en Siria, los regímenes sátrapas de Emiratos Arabes Unidos, Bahrein, Omán, Qatar y Kuwait hicieron suyo el anuncio de Arabia Saudí y anunciaron, en el marco del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), la retirada de sus observadores.
Más aún, instan al Consejo de Seguridad a «tomar todas las medidas necesarias para presionar a Siria y obligarla a aplicar el plan árabe de paz».
Por contra, el ministro sirio de Exteriores insistió en que «la solución debe ser siria (...) y versar sobre la puesta en marcha del programa de reformas anunciadas por el presidente al-Assad y sobre la apertura de un diálogo nacional». En esta línea, concretó que el referéndum para la nueva Constitución se celebrará «dentro de una semana, más o menos». Y, tras la zanahoria, volvió a blandir el palo. «Es deber del Gobierno sirio decidir lo que es necesarioi para tratar con esos grupos armados que siembran el caos», señaló, para añadir que el pueblo sirio aprueba la «solución militar» para acabar con la crisis. «Hay que ponerle fin», reiteró.
Como viene siendo habitual en los últimos meses, el balance de víctimas mortales en Siria difería, según las fuentes, tanto en número como en la filiación de los muertos (civiles, militares o rebeldes armados) como en el origen de sus muertes.
La disparidad era patente también ayer según cual fuera la fuente opositora. Así, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) cifró en tres los muertos por la represión, dos en el transcurso de una ofensiva militar en Hama (centro) y uno en Homs. Esta fuente, con sede en Londres, aseguró, asimismo, que las Fuerzas de Seguridad sirias abrieron fuego contra 10.000 personas que participaban en la localidad de Al-Bara (provincia de Idleb, cerca de la frontera turca) en el funeral por un dirigente de rebelde, Radwane Rabii Hamada, muerto el lunes en la aldea de Saraqeb.
Los también opositores Comités de Coordinación Local (CCL) denunciaron tres muertes en Hama pero elevaron a 18 los muertos ayer en Homs en el bombardeo contra un barrio de este bastión de la revuelta en el centro del país. Los CCL, que rechazan el informe de los observadores árabes por «equiparar a las víctimas con los verdugos», cifraron además en 36 los muertos por el régimen el lunes. El OSDH «rebajaba» la cifra a 28.
Por su parte, el ministro de Exteriores sirio, Walid al Moallem, denunció en su comparecencia que la cifra de soldados y policías muertos en ataques y atentados de los «grupos terroristas» se ha triplicado desde la llegada de la misión de observadores. La oposición denunció que desde entonces más de un millar de personas han muerto por la represión. GARA
El ministro británico de Exteriores, William Hague, instó al conjunto de los países de la Liga Árabe a que sigan el ejemplo de las monarquías del Golfo y pidan al Consejo de Seguridad una resolución sobre Siria.