CRíTICA teatro
Trasuntos de una pesadilla
Carlos GIL
La opción de desubicar la obra de su contextualización temporal, a base de una escenografía fría, funcional, sin significantes que ayuden a localizar las acciones, sino como estructura ambiental y con un vestuario atemporal, pero con detalles anacrónicos que nos recuerdan que es algo que puede ser de ahora, ayudan a un acercamiento, pero liman las posibilidades de disfrutar en todas sus aristas esta obra magna del teatro mundial del siglo veinte.
Queda el texto, magnífico, la brillantez de sus situaciones, la estructura de peregrinaje de dos personajes descomunales que se van reafirmando en cada escena con los encuentros con otros habitantes de ese mundo creado por Valle colocando un espejo deformador y que retrata una España convulsa, una ciudad, Madrid, convertida en un territorio de lucha de clases, repleto de arribistas, soñadores, trufado de corrupciones, miserias y esperanzas rotas. La vida a raudales. La política vertiginosamente mostrada a golpes impresionistas. Todos los personajes como trasuntos de una pesadilla.
Teatro del Temple mide sus fuerzas, plantea un montaje sencillo, con un reparto corto que debe desdoblarse en varios personajes, que respeta tiempos y ritmos, pero que achica el terreno de juego para poder manejarse. Es una actitud coherente y sincera, y por ello alcanza los méritos de comunicar, de descifrar con sencillez muchas de las claves encerradas en una obra compleja y con múltiples espacios donde suceden las acciones. Un trabajo honesto, equilibrado en los matices interpretativos, con una tendencia al habla regional que distorsiona pero que llega con fluidez y que permite disfrutar de lo esencial de la obra, su estética y su fundamento.
Obra: «Luces de Bohemia».
Autor: Ramón María del Valle-Inclán.
Intérpretes: Ricardo Joven, Gabriel Latorre, Francisco Fraguas.
Dirección: Carlos Martín.
Producción: Teatro del Temple.
Lugar y fecha: Teatro Campos Elíseos, Bilbo. 20-01-12.