«Arrugas» estaba preseleccionada para los Óscar, pero la Academia de Hollywood ha preferido nominar finalmente a «Chico y Rita», hábida cuenta de que allí el nombre de Fernando Trueba tiene más peso. Afortunadamente sí está nominada para los premios Annie y para los Goya, porque una película tan modesta necesita de los máximos apoyos dentro y fuera. Y la crítica se lo brindó con motivo de su presentación en la sección Zabaltegi del Donostia Zinemaldia, haciendo justicia a una adaptación que está a la altura del cómic original de Paco Roca, ganador del Premio Nacional de Cómic de 2008.

«Arrugas» es un largometraje de animación distinto a lo que estamos acostumbrados a ver dentro del género, debido a su muy acentuado realismo. Sorprende que, sin necesidad de presentar personajes de carne y hueso, consiga dotar de absoluta credibilidad a sus dibujos. A ello contribuye la sobriedad de su estilo gráfico, dejando que el efecto dramático lo ponga la banda sonora compuesta por Nani García. También se beneficia de que los protagonistas sean ancianos, personas cuya movilidad siempre es menor y más dificultosa, por lo que su estaticismo no desentona.

El impacto es doble puesto que la animación siempre se asocia al universo infantil, y choca que sea utilizada por primera vez para hacer una descripción verista de la vejez. La acción transcurre en el interior de una residencia, un centro geriátrico en el que es recluido el protagonista. Este jubilado que trabajó en la banca es ayudado a asimilar su nueva vida por otro interno, que le propone juegos de memoria para permanecer activo y no dejarse vencer por el Alzheimer. El objetivo vital es no ceder a la rutina de los horarios despersonalizadores.