De vez en cuando, cuando algún equipo vasco de fútbol protagoniza algún hecho reseñable, ciertos periodistas españoles sacan la sal gorda para chinchar a sus seguidoras y seguidores. Pero son tan burdos que más que enfado provocan lástima. Sucede con Alfonso Ussía y el tópico de la españolidad de los jugadores del Athletic. Ayer en «La Razón» se refería al partido que disputaron el martes contra el Mirandés y afirmaba que «en Miranda de Ebro, norte de Burgos, nudo ferroviario, límite de la Alta Castilla con el País Vasco y La Rioja, se ha producido un hecho que ha pasado desapercibido y que tiene sustancia. Han competido en la semifinal de la Copa del Rey de fútbol, el Campeonato de España, dos equipos que alinearon a veintidós jugadores españoles». Lo cierto es que el partido lo disputaron un buen puñado de vascos y algún jugador del extrarradio. Pero Ussía va a lo suyo: «Amorebieta, futbolista del Athletic, nació en Venezuela, como Anasagasti, pero es hijo de vascos españoles que recuperaron sus raíces, como Anasagasti, el de la ensaimada, del que ignoro su bagaje de recuperaciones». ¿Cuántas veces habrá repetido el mismo chiste? La sesera ya no le da para más. La edad no perdona.

Para el columnista de la carcundia «el único extranjero en los banquillos» era «el entrenador del Athletic de Bilbao, Bielsa, que es argentino. El resto, todos españoles». Pero Ussía deja para el final la traca. Lean la parrafada, que es graciosa: «Por lógica, el finalista será el Athletic de Bilbao, el club más español de la Primera División. Tuvo un jugador francés, Lizaranzu (sic), que terminó jugando en el Bayern de Munich. Pero desde que permitió que futbolistas de otras regiones se formaran en sus equipos infantiles y juveniles -navarros, riojanos y hasta «maquetos» despreciados por Sabino Arana-, adquirió una dimensión nacional a la que no ha renunciado. Su otro gran internacional, Javi Martínez, extraordinario futbolista, demuestra con su Martínez la apertura al españolismo del centenario club vizcaíno. Semifinal de la Copa del Rey, y todos españoles. Bravo.». En el fondo está temblando, porque se acuerda de la final de 2009 y la pitada que le dedicaron catalanes y vascos al rey español, y ve que se va a repetir.