Si mal no recuerdo, la nueva película de Icíar Bollaín ha cambiado hasta tres veces de título, desde que el proyecto fuera denominado inicialmente «Vicky Sherpa», para luego cambiar a «Canción de Katmandú» , y estrenarse por fin como «Katmandú, un espejo en el cielo». Una transformación que refleja el modo en que el argumento cinematográfico ha ido evolucionando en manos de la realizadora y de su marido, el guionista escocés Paul Laverty. Parece ser que al principio querían llevar a la pantalla la vida de Victoria Subirana, pero la maestra que interpreta en la pantalla dista mucho de asemejarse a la catalana Vicky Sherpa. Puede que la elección de la actriz haya sido el motivo del cambio definitivo, puesto que su físico es muy diferente, con muchos menos kilos y menos años.

La decisión tomada facilita también el marco temporal, puesto que Verónica Echegui protagoniza un período concreto en la vida del personaje, mientras que en la realidad se da una experiencia de muchos años difícil de condensar en una película de poco más de hora y media de duración.

No obstante, es posible que la actividad de Victoria Subirana se vea favorecida indirectamente con el estreno de la película. De momento, la editorial Aguilar ha reeditado su libro «Una maestra en Katmandú», colaborando todo ello a la publicidad que una obra asistencial como la suya necesita de cara a la obtención de fondos.

«Katmandú, un espejo en el cielo» servirá asimismo como banderín de enganche para futuros cooperantes, porque la belleza de los escenarios naturales fotografiados en la película se enclava dentro del turismo de la pobreza tan presente en el cine actual. La postal enmascara el duro proceso de adaptación de una mujer occidental a una sociedad tan tradicional como la nepalí, machista y clasista a la vez. La esperanza de futuro está en esas niñas y niños educados en nuevos valores.