El BBVA ganó 3.004 millones de euros en 2011, un 34,8% menos que el año anterior, después de realizar un ajuste en la contabilidad de su franquicia estadounidense que le obligó a destinar algo más de 1.000 millones de euros netos al pago de impuestos. Así lo explicó ayer su presidente, Francisco González, quien se mostró convencido de que la entidad está preparada para hacer frente a las nuevas exigencias de provisiones del Gobierno español y concluir el saneamiento de sus activos inmobiliarios «en un año».

Según explicó González, el BBVA no ha adelantado provisiones para sanear los mencionados activos inmobiliarios, como han hecho casi todos los bancos estatales, porque ha preferido esperar a conocer la propuesta del Ejecutivo y porque no le urgía tanto, ya que destinó a este fin casi 1.900 millones de euros a finales de 2009.

El presidente del BBVA espera que esta nueva reforma dé como resultado entidades «fuertes y solventes», y si hay que destinar dinero público para ello, pide que sea solo en las entidades viables y no en las que no lo son, a su juicio un «error» que ya se cometió en el pasado y que «no se puede repetir».

Preguntado sobre los persistentes rumores de una posible fusión del BBVA con Bankia, apuntó que esta operación «es muy difícil por multitud de razones, entre las que destacó que «crearía un problema» porque daría lugar a un banco de un tamaño demasiado grande.

González reconoció su entidad tiene más interés en complementar su red comercial en determinadas regiones del estado y consideró que Catalunya Caixa «es una gran entidad» al ser preguntado en ese sentido por esta caja nacionalizada.