Rahul Gandhi, en el centro de atención para continuar la dinastía en India
Adam PLOWRIGHT (AFP) | SITAPUR
Rahul Gandhi no tiene ninguna experiencia ministerial, nunca se ha sentado en el Gobierno y se muestra reservado sobre su visión del combate político. Pero el biznieto de Nehru se considera desde hace tiempo como el próximo primer ministro de India, aunque el pasado lunes dijera no tener ninguna obsesión por llegar a este cargo.
Con motivo de las elecciones en uno de los Estados más poblados del país, Uttar Pradesh (norte), que vota hoy para elegir su gobierno local, ha salido a escena para participar en la campaña, una prueba de la medida de su popularidad y de su capacidad de movilizar a las masas.
De 41 años, el nieto de la primera ministra Indira Gandhi, muerta en atentado en 1984, e hijo de Sonia Gandhi, presidenta del Partido del Congreso, en el poder, es objeto de todas las miradas desde la muerte de su padre Rajiv en 1991.
Un éxito electoral del Partido del Congreso encendería el entusiasmo de aquellos que ya lo ven como el sucesor de Manmohan Singh; un fracaso alimentaría las dudas de muchos observadores, entre ellos algunos leales a la dinastía Gandhi, que prefieren prever el futuro político de su hermana, Priyanka.
Vestido con una túnica inmaculada y calzados deportivos -su indumentaria fetiche- el presidente de la rama juvenil del Partido del Congreso se empleó a fondo la semana pasada en la presentación de los candidatos ante 5.000 personas reunidas en un campo de la polvorienta ciudad de Sitapur.
El Partido del Congreso no ha ganado las elecciones durante 22 años en Uttar Pradesh, que hoy dirige la «reina de los intocables», como se conoce a Mayawati, la líder del Partido Bahujan Samaj (el Partido de la Sociedad Dalit) y jefa del gobierno local desde 2007.
La líder de los intocables
Mayawati, cuya administración ha sido acusada de corrupción y de megalomanía por haber levantado estatuas de iconos intocables, entre otras de ella misma, hace también campaña por su elección. Lleva a cada mitin a cada decenas de miles de habitantes, atraídos por las alabanzas a las castas más bajas, discriminadas a pesar de la abolición de los intocables en la Constitución de India.
Pero para Gandhi, este Estado de 200 millones de habitantes se hunde en la corrupción y la pobreza. «Me enfurece ver que se está quedando detrás del resto del país», dijo, refiriéndose a los peores indicadores de India en términos de mortalidad infantil, esperanza de vida, tasa de alfabetización y desnutrición. Proclama que Mayawati ha perdido el contacto con la población, y se postula como hombre que escucha el sufrimiento.