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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Miedo al euskara

El facherío lleva muy mal las iniciativas populares, la solidaridad y otro tipo de actitudes que le resultan incomprensibles.

Pascual Tamburri, en «El semanal digital», escribía sobre la ayuda que la Diputación de Gipuzkoa dispuso para la ikastola Ibaialde de Lodosa: «La extrema izquierda de Bildu, que gobierna Guipúzcoa, utiliza el dinero público para extender el euskera en Navarra. Una consecuencia más de una legalización suicida». Para empezar, el ultraderechista Tamburri deja bien claro que es de los que legalizarían todo lo que no es de su gusto, y con la expresión «extender el euskera en Navarra» no se sabe muy bien si se refiere a extender una lengua propia del herrialde o quiere decir que se trata de exportarla de Gipuzkoa, aunque servidora no puede evitar percibir algo así como que hay quien trata de fomentar el euskara en contra de los esfuerzos de la derecha navarra -y, por supuesto, de Tamburri- por la desaparición de esa lengua. Después se queja de que todos los grupos abertzales «coinciden con el veterano líder batasuno en que `la situación que está viviendo esta Ikastola es directamente responsabilidad del Gobierno de Navarra, a consecuencia de su política lingüística'», y quizá pretendiera hacernos creer que la culpa es de las madres y padres que se empeñan en que sus hijas e hijos puedan aprender y vivir en la lengua que ellos no pudieron adquirir.

También parece claro que está muy a gusto con una ley que divide absurdamente Nafarroa en zonas lingüísticas y que es el principal problema de esa ikastola navarra, aunque curiosamente no la menciona en su artículo. «Dinero guipuzcoano para actividades en Navarra. Los contribuyentes guipuzcoanos, guiados por Bildu darán un euro por cada alumno de Guipúzcoa a la ikastola de Lodosa, lo que supondrá el total de 24.000 euros. (...) Esta acción, que rebasa los límites de la autonomía guipuzcoana y que por eso mismo podría y debería ser anulada por el Gobierno vasco y en su defecto por el nacional, es el peor precedente posible para quien diga defender la autonomía y la libertad de Navarra y de los navarros». Curiosa libertad esa que Tamburri pretende preservar a base de negar derechos e incluso solidaridad con quienes son al menos tan navarros como él pero tienen el «defecto» -que para el pepero seguro que roza el delito- de elegir una lengua que, a diferencia del castellano, no es obligatoria en su propia tierra.

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