Trabajadores de Corrugados Azpeitia se concentraron ayer ante la entrada principal de la empresa para denunciar las «presiones» que están recibiendo para que se inscriban «voluntariamente» en la lista de bajas contempladas por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) aprobado el pasado mes.

Dicho ERE contempla la salida de la planta de un centenar de personas, 13 de ellas por prejubilaciones y las otras 87 mediante bajas incentivadas. El plazo para acogerse a esta medida concluye pasado mañana. Ayer al mediodía eran 51 los trabajadores que se habían apuntado, por lo que faltarían aún 36.

Si el viernes no se alcanza esta cifra, será la dirección la que seleccione a quiénes despedir. Según denunciaron los integrantes del comité, representantes de la empresa advierten a algunos trabajadores que si no se marchan «se irán a la calle obligados» y en peores condiciones.

Los 305 trabajadores que se queden en la empresa afrontarán un ERE de suspensión de 60 jornadas hasta el próximo mes de junio. Los representantes de la plantilla temen que entonces llegue otro ERE similar. «Nos dijeron que la plantilla óptima era de 240 personas, así que habrá más despidos y tratarán de empeorar nuestras condiciones laborales».

El Grupo Gallardo, propietario de la fábrica, ya presentó una propuesta para 140 despidos, pero Lakua rebajó el número hasta 100. Además, la dirección presentó un plan de viabilidad que despierta los recelos de la plantilla por su escasa solidez, y el Departamento de Industria ha concedido a la firma un crédito participativo de cinco millones de euros.

«La Delegación de Trabajo se lava las manos, ha firmado el ERE, Industria ha concedido ayudas, nos vamos cien voluntarios y todos somos muy jatorras», resumía con una mezcla de ironía y enfado uno de los concentrados.

Otro de los temores que existen es que el Grupo Gallardo no abone las indemnizaciones por despido, teniendo en cuenta los problemas que están teniendo para cobrar las nóminas. La empresa aboga por pagar 16 mensualidades en un plazo de 30 meses, en vez de abonar 12 mensualidades en el momento del despido.

La semana pasada, el Grupo Gallardo vendió a la brasileña CSN la planta que tenía en Alemania por unos 485 millones de euros, que sería aproximadamente la mitad de la deuda que tiene contraída. La plantilla de Azpeitia sospecha que el objetivo de estos despidos sea eliminar costes de la fábrica antes de otra posible venta.

Los concentrados, que portaban una pancarta firmada por LAB y ELA -ambos suman siete delegados, por seis de Corrugados Bai-, hicieron un llamamiento a la unidad de los trabajadores. «Estamos siempre 50 o 100 empujando, pero aquí hay otros 300. A ver si somos capaces de movilizar a la gente, porque esto no va a acabar así y va a haber más despidos».