Arturo, F. Rodríguez | Artista
Telepatía
Invierno, interior día. Durante la discusión que sobre las políticas públicas del arte tenía lugar en aquella sala del museo, un extraño sonido golpeó el tímpano de los y las presentes. Sin que la circunstancia afectara al desarrollo del debate todos y todas fueron atravesados por una misma sensación, una especie de sacudida efervescente que inmediatamente quiso encontrar cualidades en su entendimiento y que, sin llegar a conseguirlo, se mantuvo latente en su recuerdo durante algún tiempo. Los días que siguieron a las jornadas algunos de los presentes comentaron entre sí aquel suceso tan especial, aquella efervescencia inexpresable. Las lecturas fueron dispares. En algunos casos aquel sonido fue archivado en el audio-inventario que desde nuestro interior custodia la conciencia; en otros casos se impuso la circunstancia visual, buscando formas allí donde el recuerdo dejó algún pequeño rastro, inventando un significado más para la idea de huella. Otros se inclinaron por ordenar su sensación sobre el papel en imposibles mapas de espumas o mediante palabras, que en realidad nunca ofrecieron garantías suficientes pero que siguen siendo todavía un modo útil de aligerar ardores espirituales. Alguien no comentó el caso con nadie, algunos lo intentaron olvidar a toda costa y hubo a quien no le costó nada olvidarlo.
Pero la constelación de creadores y creadoras que conformaban aquella audiencia pronto entendió que se trataba de una suerte de telepatía borrosa, sin sonido, sin imagen, sin palabras, que suponía el acceso directo a una nueva y amplia corriente de presentimientos que empezaba ya a emitirse en todos los ordenes de lo social y que en el ámbito de las artes estaba a punto de desembocar en un nuevo vocabulario expresivo, perfectamente sintonizado con la circunstancia presente.