La plataforma besteBi que trabaja en apoyo a las personas sin hogar y a favor de la inclusión residencial, realizó ayer un acto de denuncia por la muerte a finales del mes de enero de Juan José Mendo, vecino de Bilbo, de 60 años, que vivía en una chabola bajo el puente de Miraflores. Tanto los representantes de la plataforma como las numerosas personas asistentes al acto expresaron su profundo pesar por este trágico desenlace.

«Era un hombre solitario, un alma libre, a quien no le gustaba recibir ayuda y que vivió en esa chabola durante muchos años. No obstante, solía venir a comer al centro de día de las Apostólicas, en Indautxu. Hace dos domingos fue cuando le encontraron muerto en esa chabola», explicó a GARA Joseba Gaya, de Cáritas.

«Era un hombre que se le veía muy machacado de la calle, intentábamos que tuviera unos mínimos, que se pudiera duchar en condiciones, lavar la ropa. No le gustaba, pero últimamente logramos que se cambiara dos veces por semana. Era un hombre bueno», relató Carmen Lakirain, asistenta del centro de las Apostólicas.

«Siguen desprotegidos»

Desde besteBi señalaron que este fallecimiento «vuelve a poner de manifiesto la situación de desprotección y vulnerabilidad en la que cada vez más personas se van encontrando en nuestro entorno, entre ellas las personas sin hogar, castigadas principalmente por la falta de apoyos familiares, así como por la carencia de medios materiales».

Por ello, desde la plataforma consideraron imprescindible que la sociedad sea «acogedora y solidaria», especialmente «con quienes peor lo están pasando: personas sin hogar, inmigrantes, personas en situación o riesgo de exclusión».

También realizaron una llamada de atención a las diferentes administraciones públicas, para que pongan medios para paliar las situaciones de las personas sin hogar, que «ponen en evidencia la fragilidad de nuestras estructuras sociales, que apartan al más débil», agrandando así la distancia entre personas incluidas y excluidas.

Según un estudio del INE, en 2010 en Hego Euskal Herria se ofertaron 1.738 plazas de alojamiento a las personas sin hogar, con una ocupación del 87%, por lo que se calcula que alrededor de 1.500 personas fueron atendidas en estos albergues.