Durante unas décadas, no es que viviéramos en un mundo de necios confundiendo constantemente valor y precio, sino que una de las maneras de hacerse valer era aumentar el precio, es decir su salario. Un entramado de intermediarios, irresponsables de programación, gerencias dispuestas a hacerse amigos del alma para siempre, y otros desvíos de la gestión, poblaron los entes televisivos de conatos y salarios desorbitados que se han ido pinchando con las agujas de cada recorte. Ahora, donde el gobierno sombrío de Mariano Rajoy puede meter mano de manera directa vía presupuestaria es en RTVE, y allí existen un nido de estrellas que brillan con púrpura mojada, y las medidas que tomen serán poquita cosa en términos absolutos, peor muy resultonas de cara a la galería. Las medidas de las que se van a tomar, figuran que se rebaja un diez por ciento el número de directivos, que se baja el salario de los presentadores «externos» en un veinticinco por ciento y que se suprimen los coches oficiales, quedando solamente para la dirección general. Los coches oficiales son uno de los signos externos que más visualizan la política del despilfarro, una manera muy clara de ostentación y de adquirir rango profesional a base de un gasto estructural superfluo que para nada se corresponde con sus méritos reales. Lo de los salarios de las llamadas estrellas tiene mucho camino para explorar. Ya se filtraron cifras de lo que costaban algunas de las series y programas más vistos de TVE, pero queda mucha cosa oculta, muchos tramos que investigar con empresas interpuestas que facturan y no lo hacen directamente los titulares. Es una forma de escaquear dinero al fisco, de aplicarse muchas deducciones por servicios contratados y demás. Este tipo de relaciones contractuales las admitían los departamentos jurídicos de los entes, y se extendió de manera casi universal. Pero ahora ha salido a la luz el precio que paga ETB a Patricia Gaztañaga, una resucitada que llega a un ente con muchos problemas económicos y que dicen le pagan unas cantidades que de ser ciertas, son muy poco justificables. Seguiremos atentos a nuestras otras pantallas para enterarnos de lo que se cuece en los entes.