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primera sentencia contra baltasar garzón | Iñaki Iriondo

Carta abierta a Jabier Salutregi y Teresa Toda

Os escribo para deciros que en cuanto he tenido conocimiento de la condena a Baltasar Garzón mi primer recuerdo ha sido para vosotros. Y no solo porque si al juez le hubieran parado antes los pies prevaricadores nunca nos habrían cerrado «Egin» y tampoco se habrían producido muchas de las tropelías que ha cometido en Euskal Herria. Lo que me llama la atención, lo que irrita sobremanera, es que a este juez, por hacer mal su trabajo a sabiendas, lo condenen a una multa de 2.520 euros y once años de inhabilitación durante los que podrá seguir dando lucrativas conferencias por el mundo; mientras que a vosotros -Teresa, Jabier- por hacer bien vuestro trabajo en un periódico os tienen en la cárcel.

Esa izquierda ha hecho suya la idea antidemocrática de que no hay que juzgar los actos sino a las personas. Como los implicados en la trama Gürtel son sinvergüenzas y malos -lo que todos podemos compartir-, el juez que los investiga puede hacer lo que le venga en gana. Como la transición española fue un insulto y una traición a las víctimas de la dictadura con el que colaboraron PSOE, PCE y otra variada sopa de letras, ahora se buscan «héroes» y «villanos» que limpien conciencias. Si todavía las cunetas están llenas de cadáveres no es porque no apareciera un Garzón antes, sino porque la Constitución española se pactó de forma que siguieran enterrados por toda la eternidad, mientras sus asesinos se mantenían en los centros de poder político, económico e ideológico.

Y precisamente esa concepción de que se debe juzgar a las personas y no los actos os tiene todavía a vosotros encerrados. A ti, Teresa, en Córdoba. Y a ti, Salu, en Burgos. No había en vuestra actuación profesional nada reprochable penalmente, salvo que el periódico que dirigíais era «Egin», que había un presidente de Gobierno llamado José María Aznar que quería demostrar que se atrevía a cerrarlo y un juez -hoy oficialmente prevaricador- que necesitaba encarcelar personas por «pertenencia» para justificar esa clausura. También en eso le quitó la razón el Supremo. También en eso tarde.

Besos y un fuerte abrazo a los dos y a los demás.

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