Republicanos e Iglesia tratan de debilitar a Obama con temas morales
Cuando las encuestas le daban una ventaja de diez puntos, el presidente Barack Obama ve peligrar el apoyo de su electorado católico por la disposición que obliga a las empresas a ofertar seguros que incluyan anticonceptivos. La medida ha provocado un agrio debate.
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Los temas de índole social, como los derechos de los homosexuales o el uso de métodos anticonceptivos, predominarán en la carrera por la presidencia estadounidense, relegando a un segundo lugar cuestiones relacionadas con el empleo y la economía. Tanto los republicanos como la Iglesia católica se han echado encima del presidente, Barack Obama, por la reforma sanitaria que obliga a las empresas a asegurar a sus trabajadores y a ofrecerles, dentro de ese seguro, anticonceptivos.
El 20 de enero, la secretaria de Salud y Servicios Humanos, Kathleen Sebelius, anunció que la reforma también afecta a hospitales, colegios, universidades e instituciones religiosas, por lo que, al igual que cualquier otra empresa, deberá incluir los anticonceptivos dentro de los seguros médicos a sus trabajadores.
La jerarquía eclesiástica ha mostrado su más rotundo rechazo a esta medida. «Forzar a los ciudadanos norteamericanos a escoger entre violar su conciencia o renunciar a su seguro de salud es injusto», dijo el arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal de EEUU, el cardenal Timothy Dolan. El presidente de la Universidad Ave María de Florida advirtió que lucharán contra esa disposición «con todos los métodos legales posibles».
Obama se encuentra en una difícil situación porque el voto católico, junto al de las comunidades negras y latinas, le valió el triunfo electoral en 2008.
Ejemplo de ello son las declaraciones de Douglas Kmiec, que en la campaña presidencial de hace cuatro años presidió un grupo para impulsar el voto católico a favor del Partido Demócrata. Kmiec resaltó que esta disposición, que deberá entrar en vigor el 1 de agosto -un año más tarde para las entidades religiosas-, «causará sin duda grandes problemas a Obama».
Uno de los aspirantes a la candidatura republicana para las elecciones presidenciales de noviembre Mitt Rommey también arremetió contra la Casa Blanca. «Necesitamos un presidente que esté dispuesto a prometer la primera ley de Estados Unidos, la de adorar a Dios», resaltó.
Consciente de que su popularidad puede peligrar, Obama está tratando de tranquilizar tanto a su base demócrata, que se opone a toda discriminación, como a su electorado de centro.
Un tribunal federal de California declaró inconstitucional la prohibición de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Un panel de tres jueces dictaminó que un magistrado de primera instancia interpretó correctamente la Constitución de EEUU y los precedentes de la Corte Suprema cuando declaró en 2010 que la «Proposición 8» -la ley que prohibía estos matrimonios- era una violación de los derechos civiles de gays y lesbianas.
El colectivo de Alcaldes por la Libertad de Matrimonio, entre los que se encuentran el de Nueva York, Michael Bloomberg y el de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, aplaudieron la decisión judicial, que «reafirma que el sueño americano es posible para todos».
Por su parte, la Cámara de Representantes del Estado de Washington aprobó el miércoles una ley que legaliza el matrimonio entre homosexuales.
La gobernadora, Christine Gregoire, que hace un mes se declaró partidaria de esta ley, tiene cinco días para firmar la ley que convertiría a Washington en el séptimo Estado de EEUU que autoriza el matrimonio homosexual tras Connecticut, Iowa, Massachusetts, New Hampshire, Vermont y Nueva York. GARA
«El presidente está muy sensibilizado con esta cuestión y quiere lograr una fórmula intermedia», manifestó el miércoles el portavoz de Obama, Jay Carney.