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acto a favor de la nueva Linea del TAV

Desencuentro entre los pro y los contra a la alta velocidad en Baiona

Representantes económicos y políticos de Aquitania, Gipuzkoa y Bizkaia se dieron cita ayer en Baiona para reafirmar su apoyo a la nueva linea del TAV. Cerca de trescientas personas se reunieron en el lugar del encuentro para protestar contra el proyecto.

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Ainize BUTRON

No llegó a haber intercambio ni roce entre los pro y los contra el proyecto del TAV ayer en Baiona. Los primeros se dieron cita en el auditorio de la Cámara de Comercio e Industria de la capital labortana para presentar los argumentos favorables a la creación de la infraestructura ferroviaria. Los segundos, menos frioleros, se dieron cita en la calle para, de forma sonora, presentar las razones de su desacuerdo. En una de las jornadas más frías de la semana, llegaron a concentrarse cerca de trescientas personas de distintas zonas de Lapurdi para reafirmar su disconformidad con un proyecto que calificaron de «elitista».

El «ongi etorri» habitual se lo hicieron esta vez los agricultores, con dos hermosas vacas rumiando paja y unas diez ovejas, acompañadas por otros tantos caballos y unos veinte tractores. A esta primera imagen bucólica se sumó otra más reivindicativa con sus banderolas anti-TAV e inscripciones como «Señor Rousset no es usted bienvenido», «Herria ez da salgai», o la clásica «AHT ez, no TAV». Los anti-TAV fueron los primeros en llegar a la cita y fueron asimismo los primeros en presentar sus argumentos en contra de la línea de alta velocidad.

Unos cuarenta CRS les impidieron adelantarse hasta las escaleras de la Cámara de Comercio y tuvieron que conformarse con el parking exterior, con temperaturas que no sobrepasaban los 0º. El frío y la presencia policial no calmaron los ardores de los presentes, quienes, con ánimos para quedarse varias horas, habían previsto comida y bebida, e incluso música.

La imagen del día la mostraron una veintena de miembros del movimiento Bizi!, con sus chaqueta y trajes, impecablemente vestidos a la imagen de «cuadros superiores», quienes corearon: «juntos transportaremos a la élite».

Fue la oportunidad para muchos de los presentes de desahogarse ante los que representaban en la jornada de ayer los pro-TAV. Mientras tanto, los «oficiales», en un auditorio sobrecalentado, esperaban tranquilamente la llegada del anfitrión, Alain Rousset, presidente de la región aquitana. Su retraso permitió, por mera curiosidad, a algún que otro asistente asomarse a la puerta para mirar lo qué pasaba en el exterior.

«Sostenible y competitivo»

Los 300 asientos del auditorio de la Cámara de Comercio e Industria de Baiona no llegaron a llenarse en el acto, pero sí permitieron a la mayoría de los responsables políticos y económicos locales mostrar su apoyo incondicional a un proyecto «vector» de «desarrollo económico» y «sostenible».

El consejero general y vicepresidente del Consejo Regional de Aquitania, Frantxua Maitia, fue el primero en llegar, lo que le permitió evitar los abucheos y silbidos de los manifestantes. No tuvieron la misma suerte todos los presentes. Así, el alcalde de Baiona y diputado, Jean Grenet, fue uno de los más abroncados junto al alcalde de Angelu, Jean Espilondo. No fueron todos tan aventureros. El propio presidente regional, Alain Rousset, prefirió evitar a los manifestantes accediendo por la puerta trasera. Hubo alguno que, frente a tractores, vacas, ovejas y sobre todo gente reunida ante la fachada, estuvo a punto de volverse para atrás.

El acto empezó hacía las 15.00 y durante dos horas los distintos representantes de las cámaras de comercio, los empresarios locales y representantes políticos fueron repitiendo argumentos para fomentar un proyecto «ambicioso» y con perspectiva de «futuro».

Olivier Lepine, de Biarritz Turismo, por ejemplo, se apenó de la línea actual, que toma -según él- como «rehén» a los turistas. Y el diputado europeo Alain Lamassour, quien no pudo desplazarse hasta Baiona, deploró el retraso acumulado con el proyecto del TAV. «Si no se hubiese retrasado, igual no hubiésemos tenido que ampliar la autopista A63». E insistió que hace dieciocho años había tres proyectos, de los cuales solo queda el Atlántico por realizar.

 

Apoyo electoral como argumento

Los responsables políticos y económicos de Euskal Herria y Aquitania quisieron con el acto de ayer mostrar que «seguían movilizados por el TAV». El presidente de la región aquitana, Alain Rousset, recordando una pregunta de un periodista sobre el rechazo de la población local al proyecto, señaló que Ipar Euskal Herria «no está contra el TAV», ya que se pronunció en las elecciones regionales «con una gran mayoría a favor de nuestra lista». Y prosiguió lanzando una respuesta a los responsables del CADE sobre la no saturación de la línea férrea actual. «Estamos construyendo una infraestructuras del siglo XXI. La realización de una obra es larga y tenemos que empezarla ahora, antes de que las vías actuales lleguen a saturación. El sur-oeste es el eslabón débil europeo».

Alain Rousset, junto al alcalde de Baiona, Jean Grenet, mostró su preocupación por las recientes declaraciones del ministro francés de Agricultura, Bruno Le Maire, y la titular de Medio Ambiente, Nathalie Kosciusko-Moriset, en contra del proyecto. «No es aceptable que vengan a poner en duda decisiones del Estado». Para levantar dudas sobre el apoyo gubernamental al proyecto, Jean Grenet leyó un correo del primer ministro francés, François Fillon, en el que reafirmaba el compromiso del Estado hacía el TAV. Jean Grenet, asimismo, recordó que Baiona se convertirá en la estación de Ipar Euskal Herria y relacionó este proyecto con el de la eurociudad Baiona-Donostia. «Estamos trabajando en Tram-tren que iría de San Sebastián hasta Dax. Si pasan los TAV, los trenes regionales, los trenes hacía Garazi, y el Tram-tren no podremos optimizar la estructura para transportar los trenes de mercancías. Hoy en día no hay otra solución que la de crear la linea del TAV», insistió. El alcalde de Biarritz, Didier Borotra, por su parte, indicó que aunque no lo parezca «las cosas están avanzando». «Es una cuestión de voluntad política. Si el económico está a favor, os garantizo que se hará».

Los representantes políticos terminaron el acto, poniéndose un maillot de rugby. Cada uno firmó un maillot y nombraron a Alain Rousset y al actual ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, para que lo trasladen a París.

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