Juanjo Basterra | Periodista
Si quieren consultas, de acuerdo, zanjemos el problema
D os importantes referencias del mundo sindical del otro lado del charco, el argentino Pablo Micheli (CTA) y el uruguayo Juan Castillo (PIT-CNT) confirmaron hace unos días la necesidad de inculcar a la población la cultura de concienciación social y de clase para combatir al neoliberalismo. Tenemos que estar de pie y, desde luego, no arrodillarnos nunca. Esa es la baza con la que juegan ellos, los poderosos.
Desde su experiencia, sabedores de lo que hablan, porque sufrieron primero las dictaduras políticas y cuando creyeron que habían dejado el horror a un lado llegó «la dictadura del mercado», el capitalismo más feroz. Concienciarse no es solo necesario, sino un camino útil para avanzar hacia la victoria.
Ahora que, de nuevo, tenemos una huelga general para el 29 de marzo, todos debemos recapacitar y poner ese granito que llevamos para echar atrás la reforma laboral más agresiva de los últimos tiempos. Cada una de las siete anteriores también lo fueron. La realidad es que nos han ido dejando desnudos y a la intemperie, pero la actual ya comienza a desgarrarnos la piel. ¿Qué más quieren? Todo. Ese es el problema. Tenemos que pararles y movernos creando esa conciencia que haga que la respuesta sea esa marea social que ansiamos para frenar este neoliberalismo depredador.
Antes de que la mayoría sindical vasca pusiera fecha a la huelga, la secretaria general de Confebask, Nuria López de Gereñu, dijo que sería una mala noticia y lanzaba una pregunta al aire para que se interpelara a los parados sobre si estarían dispuestos a secundarla. Pues bien, hagamos esa pregunta y otras. Estaría bien hacer una consulta general también sobre si queremos que menos de un 2% de la población controle el 44,4% de la riqueza vasca. Si queremos que haya empresarios que cobren lo que prácticamente no pueden gastar en su vida, mientras un montón de gente aguarda en las filas del paro y de la pobreza sin un euro en el bolsillo.
La verdad es que se me ocurre una lista interminable de preguntas que podríamos añadir a ese referéndum. Aunque no le guste a la tecnócrata de Confebask, la huelga es de todos: de quienes tienen empleo, de los parados, de los pensionistas, de los excluidos... Aurrera!