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Iñaki LEKUONA | Periodista

Ibili munduan

 

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Signo de unos tiempos ya pasados, el béret basque se convirtió irónicamente en uno de los símbolos identitarios con los que Francia se paseaba por el mundo. Pero la República ya no está de moda y sus símbolos aún menos. Tan poco, que de las muchas fábricas que a finales del XIX y principios del XX inundaron la campiña de boinas de fieltro negro, ya sólo queda una en pie. Y por poco tiempo. La empresa bearnesa que fabricaba las últimas txapelas made in France ha entrado en quiebra. Ya era complicado fabricar un producto pasado de moda en un país caduco, como para intentar plantarle cara al made in China.

Pero es el signo de estos tiempos. Ya lo avisó un iluminado, hace una friolera de años, creo recordar que cobijado detrás del sirimiri televisivo. En un mensaje poco menos que apocalíptico, vino a decir algo así como que uno de estos días, el menos pensado, todos los chinos se subirían en una especie de txapela gigante, volarían hasta occidente y, una vez sobre nuestras cabezas, nos cagarían todos encima.

Y no le faltaba razón a aquel profeta catódico. Sólo hay que mirar en los códigos de barras para cerciorarse de la lucidez de aquel augurio. Occidente, que hasta ahora se paseaba por el mundo con suficiencia, se encuentra ahora atorado, atrapado por los detritos del gran capital que devora los mercados.

Francia no está de moda, pero el resto de Europa tampoco. Las etiquetas confirman que el mundo gira cada vez más entorno a China, un país gestionado como una gran empresa que lo mismo fabrica un iPhone que un béret basque con lauburu bordado incluido. Es el signo de estos tiempos en los que made in China buruan...

 
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