El Granada llega a Iruñea
El algodón de la regularidad
Tras una trayectoria errática en los últimos tiempos, a Osasuna le toca determinar definitivamente su campo de actuación.
Amaia U. LASAGABASTER
Es difícil saber a qué atenerse con Osasuna, que lo mismo despide el año en puestos europeos que suma un solo punto en tres comparecencias consecutivas en El Sadar. Que sufre una humillación en el Camp Nou y una vuelta después prácticamente finiquita las opciones ligueras del Barcelona. Que gana al campeón culé y una semana más tarde cae ante un Sevilla que atraviesa su peor momento de la última década. Que en sus últimos encuentros ha sacado buenos puntos ante los equipos de la parte alta (Valencia, Barcelona) y ha caído, o a lo sumo empatado, ante los que tenía por debajo en la clasificación (Racing, Sporting, Sevilla).
No es mal momento para posicionarse, teniendo en cuenta que queda aproximadamente un tercio de la Liga por delante y que las distancias son inusitadamente cortas todavía. Más pronto que tarde, los cortes se producirán y ahora mismo resulta imposible augurar en cuál de ellos se van a meter los rojillos. El Granada parece un rival idóneo para definir su campo de actuación. Una victoria, sobre todo dependiendo de las formas, permitiría pensar de nuevo en El Sadar como un fortín, relegando los tropiezos ante Racing y Atlético a meros accidentes. Por no hablar de sus consecuencias clasificatorias. Un tropiezo, sin embargo, podría traducirse en un par de peldaños en la tabla y, sobre todo, en una sensación de irregularidad, precisamente lo opuesto a lo que se necesita en un torneo como este. Así que al equipo de Abel Resino le ha correspondido esta tarde el papel de algodón. Una prueba que, por lo que dicen, no engaña.
Y que Osasuna afrontará con un once remozado y más ofensivo. Volverá Raúl García, brillante en el triunfo ante el Barcelona y ausente en el Pizjuán por sanción. Y también Lamah para dar vidilla al flanco zurdo. Los sacrificados, Lolo y Nino. En la convocatoria, el damnificado por el regreso de Raúl García es Eneko Satrustegi, que no podrá celebrar su primer contrato profesional con el primer equipo del que, tras haber enlazado un par de meses en la titularidad, se ha caído ya en dos ocasiones en las últimas semanas.
El Granada, por su parte, llega con problemas para componer la defensa, ante las ausencias de Iñigo López, Yebda y Siqueira. Abel Resino sí podrá contar con Fran Rico, después de que el Comité de Competición le retirara una tarjeta amarilla.
Pocas cosas hay más peligrosas que el exceso de confianza. Por eso José Luis Mendilibar advierte de la dificultad, ante el escaso cartel de su rival. «Viene el Granada y parece que le vamos a ganar con la gorra. Parece que no dice nada».
Y puede que no diga, pero sí hace. «Es un muy buen equipo. Recuperan rápido el balón, juegan muy bien juntitos las caídas, combinan y tienen buenos futbolistas...». Y además, «es ahora uno de los equipos que mejor está (tres victorias en las cuatro últimas jornadas) y sabe lo que hace en cada momento. Tienen claro a lo que juegan -insistió el técnico- y están en muy buena línea de juego y de resultados».
En definitiva, que será un partido «muy complicado», aunque evidentemente, «se puede ganar». Entre otras cosas, porque los arranques de los encuentros de Osasuna son bastante mejores en El Sadar que en otros escenarios. «Fuera de casa nos cuesta más entrar en los partidos, parece que nos tienen que dar un sopapo para poder entrar», admite Mendilibar. Doble tarea, así, para la afición. «Tenemos a la afición para despertarnos. Si hace falta, que nos pegue una pitada para espabilarnos».
El zaldibartarra, por último, insistió en el discurso de la modestia a la hora de valorar la situación de Osasuna, pese a los dos puntos que le separan de la cuarta plaza. «Vemos la clasificación, pero miramos para abajo -insistió-. Vamos a librarnos y ya habrá tiempo para pensar en otras cosas».
A.U.L.