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RUGIDOS ROJIBLANCOS

Un equipo en plena adolescencia

 

Borja BARBA | Web Diariosdefutbol.com

Tras prolongar ante el Lokomotiv su idilio con las tres competiciones y llegado el momento de afrontar el tercio final de la temporada, es indispensable para el seguidor rojiblanco plantearse el punto hasta el que el equipo ha conseguido llegar y la situación en la que lo ha hecho.

Instalado desde hace varias jornadas en las posiciones de asalto a plazas europeas, y con el caramelo de la final de Copa en el bolsillo, el conjunto de Marcelo Bielsa sigue avanzando en su trayectoria y alimentando ilusiones a medida que transcurren las semanas. Ya nadie recuerda la infumable racha inicial, aquella durante la que algunos incluso pedían la cabeza del rosarino. Es una evidencia que la cara del equipo ha cambiado radicalmente con respecto a aquellas semanas del primer tercio de la campaña.

El Athletic Club, a punto de llegar al mes de marzo, despierta admiración y deja un reguero de elogios entre la prensa especializada detrás de cada partido. Cada vez son más los convencidos de que este equipo está llamado a hacer algo grande, si no de forma inmediata, sí, al menos, a medio plazo.

Pero, por encima de interpretaciones elogiosas y de perspectivas narcisistas y contemplativas, no debe pasarse por alto que al Athletic le queda aún un larguísimo camino por recorrer. Son muchos los detalles, excesivas las imperfecciones de un equipo que aún se encuentra inmerso en plena adolescencia deportiva. Y como esos adolescentes que aún no han conseguido su sitio en el mundo, como esos jóvenes, plenos de energía, ímpetu e ilusiones pero con la lógica inestabilidad de la juventud, se muestra en muchas ocasiones el cuadro rojiblanco. Por supuesto, son rasgos que, como en la vida real, solo la edad modela y reforma. Solo el paso de los meses, el crecimiento pausado y sostenido del modelo implantado por el técnico argentino, conseguirá que el Athletic consiga pulir sus imperfecciones.

Porque, como un adolescente que observa cómo los bajones y los estados de euforia se alternan en su comportamiento sin un patrón definido ni controlable, el Athletic es ese equipo capaz de permitir que el Málaga, por acudir a un ejemplo cercano en el tiempo, asedie su portería bajo el mismísimo arco de San Mamés durante veinticinco insufribles minutos sin mostrar un mínimo atisbo de reacción para, al cabo de un rato, disparar la euforia con tres goles en apenas cuatro minutos de extrema intensidad.

Lo mismo le darías una bofetada para quitarle la tontería que le darías el más sincero y emotivo de tus abrazos. Vive el conjunto bilbaino bajo un extremismo dramático. Como si aún no fuera capaz de controlar sus emociones y sus estados de ánimo. Como si aún no fuera una persona adulta. Y, realmente, es que aún no lo es. Camino por recorrer. Ilusiones intactas.

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