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ENTREVISTA | MICHEL HAZANAVICIUS, DIRECTOR DE «THE ARTIST»

«El público demanda una buena historia, da igual si es muda»

Michel Hazanavicius (1967, París) es un director, actor y guionista francés, conocido internacionalmente por ser el creador de la película “The artist”. Debutó como director en 1999 con la película “Mes Amis”, una comedia en la que actuó su hermano Serge; el éxito lo alcanzaría en su país natal con sus siguientes realizaciones “OSS 117: El Cairo, nido de espías” (2006) y “OSS 117: Perdido en Río” (2009). “The artist” es la gran favorita para la ceremonia de los Óscar con once candidaturas.

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Jaime IGLESIAS | PARÍS

De elaborar productos para el consumo local (como el díptico «OSS: 117», una suerte de parodia de James Bond a la francesa imbuida de ese humor tan sui generis que manejan allende los Pirineos), a ser el artífice de un fenómeno a escala planetaria como «The artist». De este modo puede resumirse la meteórica carrera de Michel Hazanavicius, quien a sus 44 años, es el principal favorito para hacerse con el Óscar al Mejor Director por encima de nombres como los de Woody Allen, Martin Scorsese o Terrence Malick. Él es el primer sorprendido ante el éxito internacional de una propuesta que pretende recuperar el espíritu del mejor cine mudo bajo aires cool.

Aki Kaurismäki, en su visita a Donostia, afirmó, por su propia experiencia, que le resultaba inútil evocar la estética de las películas mudas en la pretensión de llegar a hacer algo parecido. A la vista está que usted no comparte esta afirmación...

(Risas) Bueno, lo cierto es que admiro muchísimo a Kaurismäki, me encantan sus películas, como tal no me siento autorizado a contradecirle. Pero si tengo que hablar de mi caso, debo decirte que hacer una película muda era una vieja fantasía que yo tenía, de hecho pensé que nunca llegaría a materializar este sueño pese a que, soy consciente, en los últimos años se ha rodado alguna que otra película sin diálogos, pero ninguna de ellas se ajustaba a lo que yo quería hacer.

La verdad es que «The artist», lejos de ser un film experimental, tiene una vocación popular muy acentuada. ¿No le dio miedo acometer un proyecto así pensando en una audiencia que tiene escasas referencias del cine que se hacía en los años 20?

Creo que se trata de una película con diferentes niveles de lectura. El cinéfilo, por ejemplo, apelará a su propio conocimiento para apreciar algunos guiños y homenajes a determinadas películas que hemos introducido, pero también el espectador no familiarizado con la estética de aquellas películas puede entrar sin dificultad en «The artist» y disfrutarla como lo que finalmente es: una historia de amor.

Sinceramente, ¿se esperaba un éxito así?

No, en absoluto, y lo que menos podía intuir es la repercusión mundial que ha tenido la película, conectando con públicos tan diversos, con una formación tan distinta y de países tan diferentes entre sí. Pero al final todo resulta más sencillo de lo que parece: el público, en general, lo que demanda es una buena historia y da igual si es muda o cómo esté rodada.

Ya que dice esto, ¿cómo está rodada? Porque llama poderosamente la atención su fidelidad estética al Hollywood de aquella época.

Rodamos «The artist» en color pero los desenfoques y el blanco y negro se lo dimos en el proceso de digitalización. Hoy en día las nuevas tecnologías facilitan bastante el trabajo en ese sentido. Por ejemplo, a la hora de recrear una calle de Los Ángeles en los años 20, hay técnicas que lo hacen posible sin que la ambientación genere unos costes de producción demasiado elevados. He procurado respetar el formato y la imagen que tenían aquellas viejas películas, pero, sobre todo, el ritmo y el sentido de la narración que atesoraban.

La música también juega un papel importante en «The artist», a pesar de que sus modelos de inspiración carecían de banda sonora.

Bueno, eso forma parte del juego que pretendíamos, en este sentido el montaje de sonido es algo muy intencionado, también la banda sonora, que está inspirada en aquellas partituras de acompañamiento que se tocaban en vivo durante la proyección de estas viejas películas, aunque, al carecer de una música propia, también nos hemos inspirado en las bandas sonoras posteriores de compositores de la época dorada de Hollywood...

¿Como, por ejemplo, Bernard Hermann?

Es un grande, qué duda cabe (contesta lacónicamente Hazanavicius, quién sabe si contrariado por las críticas que ha despertado la utilización de ciertos acordes de la banda sonora que Hermann hizo para Vértigo en «The artist»).

Por seguir hablando de influencias: el protagonista, al que da vida Jean Dujardin, parece un cruce intencionado entre Douglas Fairbanks y John Gilbert...

Bueno, no solo. Obviamente su apostura de galán especializado en el cine de aventuras le aproxima a Fairbanks y su dificultad para encarar el paso del mudo al sonoro hace que, inevitablemente, lo relacionemos con Gilbert. Pero creo que también tiene una gestualidad próxima a Buster Keaton, un cineasta que me encanta, y el propio apellido del personaje, Valentine, es una referencia clara a Rodolfo Valentino.

Tiene usted un conocimiento bastante exhaustivo del cine mudo...

(Risas) Ha sido sobre todo a raíz de preparar «The artist», en todo el proceso de documentación previo, en el que he leído muchos libros sobre esa época y he visto muchas películas de la misma, cuando más me he familiarizado con este tipo de narraciones que, francamente, me parecen tan deslumbrantes que lamento que la irrupción del sonoro no se hubiera producido diez años más tarde... La narrativa del cine mudo me parece hipnótica, sensual... Si algo tuve claro cuando comencé con este proyecto es que era precisamente esa narrativa la que quería compartir con el público.

A modo de recomendación, ¿podría decirnos tres títulos de aquel período por los que sienta una especial predilección?

¿Solo tres? Bien veamos, la primera que me viene a la cabeza es «The Unknown» (1927), de Tod Browning, que me parece una obra maestra absoluta y muy moderna. También «Luces de la ciudad» (1930), de Charles Chaplin, una narración muy sofisticada con un trabajo de dirección puro e imbuido de poesía. Por último, te diría «Y el mundo marcha» (1928), de King Vidor, que me parece un antecedente claro del neorrealismo y una película fascinante que habla de las crisis y del esfuerzo de superación ante las mismas viviendo en sociedad.

Ahora que lo dice, en su película hay una referencia muy concreta a la crisis económica del 29, no sé si como reflejo de lo que estamos viviendo hoy en día.

Creo que hoy en día, no solo la economía, sino el propio medio cinematográfico se encuentra en un escenario de crisis muy parecido al que vivió en aquellos años. Todos tenemos que enfrentar una transición en nuestras vidas, nacemos en un mundo y morimos en otro muy distinto. Esa es una reflexión que también encierra «The artist»: la necesidad de adaptarte para sobrevivir.

«The artist» arrasa con seis César, entre ellos el de mejor película y mejor director

La película «The artist» fue la gran triunfadora en la 37 ceremonia de los premios César del cine francés celebrada la noche del viernes, donde logró seis de los diez premios a los que optaba, entre ellos el de mejor película, director (Michel Hazanavicius) y actriz protagonista (Bérénice Bejo).

La cinta, que rinde tributo en formato mudo y con factura en blanco y negro a la historia del celuloide, competirá esta madrugada por otras once estatuillas en la ceremonia de los Óscar de Hollywood, donde podría convertirse en el primer film extranjero en lograr el premio a la mejor película. «La nacionalidad de la película depende de a quién se le pregunte», señaló a la prensa Hazanavicius, particularmente tranquilo, quien subrayó que al tratarse de una película muda no hay obligación de definirla, mientras que Bejo -que recibió su premio entre lágrimas- apostilló que «la suerte ya está echada» una vez que la película «ha conquistado América».

«The artist» se impuso a las otras dos grandes favoritas, «Polisse», de Maïwenn, y «L'Exercice de l'Etat», de Pierre Schoeller, nominadas respectivamente en trece y once categorías.

«The artist», que la semana pasada fue premiada con el Goya de la Academia española al mejor film extranjero, solo perdonó entre los galardones de caza mayor el de mejor actor protagonista, que fue a parar por primera vez al célebre y apreciado cómico Omar Sy por su trabajo en la comedia «Intouchables», de Eric Toledano y Olivier Nakache. El galardón para la mejor actriz de reparto fue para Carmen Maura, por su interpretación en «Les femmes du 6e étage».

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