No. Parece que no es suficiente el fin de la violencia y la renuncia al uso de las armas (de una parte claro). Me da la sensación que lo que realmente desean es rendirse al abandono de las ideas. Si no, como se entiende que a estas alturas, Iñaki y Ttintto hayan sido secuestrados en mitad de la noche, incomunicados y sometidos a malos tratos, para luego ponerlos a manos de un juez que representa a una de las instituciones más oscuras que hoy en día todavía existen en la piel del toro: la Audiencia Nacional. La operación es el relato de una operación mediáticamente cocinada, donde es difícil diferenciar quién es el que escribe, quién el que detiene, o quién es el que te juzga. Arrestar a ciudadanos vascos y acusarles de pertenecer a ETA es algo a lo que la sociedad vasca ésta acostumbrada. Lo que ya no es tan fácil de asimilar es el tiempo en el que se realizan estas detenciones, ya que además de producir desasosiego en un buen número de ciudadanos vascos, representan un serio obstáculo a los deseos de paz de este pueblo.

No ha sido una operación contra el terrorismo, como nos quieren hacer creer. En todo caso, es un alegato a la violencia por parte de un Estado que a día de hoy carece de soluciones reales para para este pueblo. Es el momento de la convivencia, de la memoria e incluso del perdón. Es el momento de vaciar las cárceles, no de llenarlas. Es hora de vaciar los cuarteles de Euskal Herria y de que los miles de policías españoles que operan por estos lares vuelvan a sus tierras, que aquí ya sobran. Es la hora de construir el futuro de este pueblo y no de hacerlo añicos en frías noches de invierno. Para que las hijas e hijos de Iñaki y Ttintto también puedan crecer en libertad y no convertirse en otras víctimas más de esta pesadilla colectiva, que insiste en perpetuarse. Besarkada handi bat Iñaki eta Ttintto, Eider eta Ikerne eta aitari itxoiten geratzen diren seme-alabei.